¡Oh, alegría suprema de este milagro!
¡Mirad cómo, desde aquella que os ha
curado la herida
fluye la sagrada sangre,
deseosa de llegar a su manantial
que fluye en la profundidad del
Grial.
Ya no volverá a estar cerrado:
¡mostrad el Grial, abrid el altar!
Lugar: el recinto de Monsalvat, en
las montañas del noreste de España, y el castillo mágico de Klingsor, en el sur
de España. Las destacadas alusiones a lo místico, con Parsifal en un trasunto
de Mesías y su relación con Kundry, una mujer pecadora caracterizada por su
risa, que parece despertarle una pasión, ha dado a la obra gran cantidad de
perspectivas dramáticas.
Acto I
Gran preludio orquestal en el que se
presentan los principales leitmotiven del Festival Sacro.
Comienzo del preludio; indicación de
tempo: «Muy lento»; instrumentación: corno inglés, clarinetes en Si b, fagotes,
violines y violonchelo.
Escena 1
En un bosque cerca del castillo de
Monsalvat, sede del Grial y sus caballeros, Gurnemanz, el mayor de los
caballeros del Grial, despierta a sus jóvenes escuderos y los guía en la
oración. Ve a Amfortas, rey de los caballeros del Grial, y su séquito que se
acercan. Amfortas ha sido herido por su propia lanza, que no es sino la Lanza
Sagrada con que Longinos abrió la llaga del costado de Cristo, y la cual debía
custodiar, y cuya herida no se cura.
Gurnemanz pide a su caballero
principal noticias de la salud del rey. El caballero dice que el rey ha sufrido
durante la noche y que se va temprano a bañar en el lago sagrado. Los escuderos
piden a Gurnemanz que les explique cómo la herida del rey puede sanarse, pero
él elude la cuestión. Entra una mujer enloquecida, Kundry, que entrega a
Gurnemanz un vial de bálsamo, traído de Arabia, para aliviar el dolor del rey,
y luego se derrumba, agotada.
Llega Amfortas, tumbado en una
camilla que sostienen Caballeros del Grial. Llama a Gawain, que no ha
conseguido aliviar el dolor del rey. Le dicen que este caballero se ha vuelto a
marchar, buscando un remedio mejor. Alzándose un poco, el rey dice que
marcharse sin permiso („Ohn' Urlaub?“) es el tipo de impulsividad que le llevó
a él al reino de Klingsor, y a su caída. Acepta la poción de Gurnemanz e
intenta agradecérselo a Kundry, pero ella contesta apresuradamente que las
gracias no ayudarán y le insta a que vaya a bañarse.
Se marcha la procesión. Los escuderos
miran a Kundry con sospecha y le hacen preguntas. Después de una breve réplica,
ella se calla. Gurnemanz les dice que Kundry a menudo ha ayudado a los
Caballeros del Grial, pero que ella va y viene de manera impredecible. Cuando
él le pregunta directamente por qué no se queda para ayudar, responde «¡Nunca
ayudo!» („Ich helfe nie!“). Los escuderos creen que ella es una bruja y
desdeñosamente comentan que si ella hace tanto, por qué no encuentra la Lanza
Sagrada para ellos. Gurnemanz revela que esta hazaña está destinada a otra persona.
Dice que a Amfortas se le confió ser guardián de la Lanza, pero que la perdió
cuando fue seducido por una mujer irresistiblemente atractiva en el dominio de
Klingsor. Klingsor atrapó la Lanza y con ella atacó a Amfortas: esta herida
causa a Amfortas tanto dolor como vergüenza, y nunca curará por sí misma.
Los escuderos regresan del baño del
rey y le dicen a Gurnemanz que el bálsamo ha aliviado su sufrimiento. Los
propios escuderos de Gurnemanz le preguntan cómo es que conoce a Klingsor.
Solemnemente les dice que tanto la Sagrada Lanza, como el Santo Grial, en el
que se recogió la sangre que fluía, habían llegado a Monsalvat para ser
guardados por los caballeros del Grial bajo la supervisión de Titurel, el padre
de Amfortas. Klingsor anhelaba pertenecer a la congregación de los caballeros,
pero, incapaz de mantener los pensamientos impuros lejos de su mente, recurrió
a la auto castración, haciendo con ello que le expulsaran de la orden. Klingsor
entonces se ha vuelto enemigo del reino del Grial, aprendiendo artes oscuras.
Ha establecido sus dominios en el valle inferior cercano a Monsalvat y lo ha
llenado de bellas doncellas-flores que tratan de seducir y embelesar a los
caprichosos caballeros del Grial para hacerlos perecer. Aquí fue donde Amfortas
perdió a su vez la Sagrada Lanza, conservada por Klingsor, que trama ahora cómo
conseguir también el Grial. Gurnemanz dice que Amfortas más tarde tuvo una
visión santa que le dijo que esperara a un «casto inocente, iluminado por la
compasión» („Durch Mitleid wissend, der reine Tor“), quien finalmente curará la
herida.
Justo en este momento, se oyen gritos
de los caballeros („Weh! Weh!“ - «¡Dolor! ¡Dolor!»): un cisne en vuelo ha sido
alcanzado por una flecha y ha caído abatido a tierra. Traen a un joven, con un arco
en la mano y un carcaj con flechas que son iguales a la que alcanzó al cisne.
Gurnemanz habla severamente al muchacho diciéndole que este es un lugar santo.
Le pregunta directamente si disparó contra el cisne, y el muchacho presume de
que si vuela, él puede acertarle („Im Fluge treff' ich was fliegt!“). Gurnemanz
le pregunta qué daño le había hecho el cisne, y muestra al joven el cuerpo sin
vida de esta ave benefactora. Ahora con remordimientos, el joven rompe su arco,
arrojándolo a un lado. Gurnemanz le pregunta por qué está aquí, quién es su
padre, cómo encontró este lugar y, finalmente, cómo se llama. A cada pregunta
el muchacho responde «No lo sé». El caballero mayor aleja a sus escuderos para
que vayan a ayudar al rey y ahora pregunta al muchacho qué es lo que él sí
sabe. El joven dice que tiene una madre, Herzeleide, y que el arco lo hizo él
mismo. Kundry había estado escuchando y ahora les dice que el padre del
muchacho fue Gamuret, un caballero muerto en batalla, y también cómo la madre
del muchacho ha prohibido a su hijo usar una espada, temiendo que tenga el
mismo destino que su padre. Ahora el joven recuerda haber visto caballeros
pasar por su bosque, que él salió de casa y dejó a su madre por seguirlos.
Kundry se ríe y le dice al joven que, mientras ella cabalgaba, vio a Herzeleide
morir de pena. Al oír esto, el muchacho se lanza contra Kundry pero entonces
cae conmovido por la pena. La propia Kundry le ofrece agua para reconfortarlo
y, ahora cansada, solo desea dormir y desaparece entre la maleza.
Gurnemanz sabe que el Grial solo
dirige a los píos a Monsalvat e invita al muchacho a observar el ritual del
Grial. El joven no sabe lo que es el Grial, pero señala que mientras ellos
caminan, él apenas parece moverse, y aun así parece que viaja lejos. Gurnemanz
dice que en este reino, el tiempo se convierte en espacio („Zum Raum wird hier
die Zeit“). Un grandioso interludio orquestal lleva a la escena 2.
Escena 2
Llegan al salón del Grial, donde los
caballeros se están reuniendo para recibir la Eucaristía („Zum letzten
Liebesmahle“ — «Esta última cena santa»). Se oye la voz de Titurel, diciendo a
su hijo, Amfortas, que descubra el Grial. Amfortas está atormentado por la
vergüenza y el sufrimiento („Wehvolles Erbe, dem ich verfallen“). Es el
guardián de estas sagradas reliquias pero aun así ha sucumbido a la tentación y
perdido la Lanza: declara que él no es merecedor de su cargo. Grita pidiendo
perdón („Erbarmen!“) pero solo oye la promesa de la redención futura a través
de un tonto inocente.
Al oír el grito de Amfortas, el joven
parece sufrir con él, apretando su corazón. Los caballeros y Titurel urgen a
Amfortas a poner de manifiesto el Grial („Enthüllet den Gral“), lo que él,
finalmente, hace. El oscuro salón queda ahora bañado de la luz del Grial al tiempo
que los caballeros comen. Gurnemanz empuja al joven para que participe, pero el
muchacho parece en trance y no sigue. Amfortas no comulga y, al finalizar la
ceremonia, cae transido de dolor y lo sacan. Lentamente se va vaciando el salón
dejando solo al muchacho y a Gurnemanz, quien le pregunta si ha comprendido lo
que ha visto. Cuando el muchacho es incapaz de responder, Gurnemanz lo despide
considerándolo tonto y le envía una advertencia de cazar gansos, si debe, pero
ha de dejar en paz a los cisnes. Una voz desde lo alto repite la promesa, «El
casto inocente, iluminado por la compasión».
Acto II
Se inicia con un breve como intenso
preludio orquestal que hace referencia a Klingsor, pero en el que se
entremezclan otros leitmotiv relacionados con el Grial.
Escena 1
El segundo acto se abre en el
castillo mágico de Klingsor, quien conjura a Kundry, despertándola de su sueño.
La llama por muchos nombres: Primera Hechicera, la Rosa del Infierno, Herodías,
Gundryggia y, finalmente, Kundry. Ella se resiste a obedecerle y se burla de la
condición mutilada de Klingsor preguntando sarcásticamente si él es casto („Ha
ha! Bist du keusch?“), pero ella no puede resistir su poder. Klingsor observa
que Parsifal se acerca, y llama a sus caballeros encantados para que luchen
contra el muchacho. Klingsor ve cómo Parsifal derrota a los caballeros, que
emprenden la huida.
Klingsor ve al joven dirigirse al
jardín de doncellas-flores y llama a Kundry para que busque al joven y lo
seduzca, pero cuando él se gira, ve que Kundry ya ha salido a cumplir su
misión.
Tarjeta postal de Parsifal alrededor
del año 1900; artista desconocido.
Escena 2
El triunfante joven se encuentra en
un jardín encantado, rodeado por bellas y seductoras doncellas-flores. Lo
llaman y se enredan sobre él mientras le riñen por haber herido a sus amantes
(„Komm, komm, holder Knabe!“). Pronto luchan entre sí para ganarse la devoción
exclusiva del joven, hasta el punto de que él va a escaparse, pero luego una
voz le llama, „Parsifal!“. Recuerda entonces que es este el nombre que su madre
usa cuando se le aparece en sueños. Las doncellas-flores retroceden y le llaman
tonto mientras le abandonan y le dejan a solas con Kundry, que aparece
bellísima y seductora.
Él se pregunta si este jardín es un
sueño y pregunta cómo es que Kundry sabe su nombre. Kundry le dice que lo
aprendió de su madre, en un magnífico monólogo: („Nein Parsifal, du tör'ger
Reiner“... „Ich sah das Kind an seiner Mutter Brust“ — «Yo vi al niño
alimentado en el seno materno...»). Su madre le había amado e intentado
proteger del destino de su padre; él la había abandonado y ella, Herzeleide,
había muerto de pena. Tras estas revelaciones de Kundry, el joven queda
dominado por el remordimiento, culpándose a sí mismo por la muerte de su madre.
Comprende cuán estúpido ha sido olvidándola. Kundry dice que darse cuenta de
esto es un primer signo de comprensión y que, con un beso, ella le puede ayudar
a comprender el amor de su madre. En ese instante, Parsifal toma conciencia del
dolor de Amfortas, y grita su nombre como si lo llamase: siente el dolor del
rey herido ardiendo en su propio costado, y ahora entiende el sufrimiento
físico y moral de Amfortas durante la ceremonia del Grial („Amfortas! Die
Wunde! Die Wunde!“ - «¡Amfortas! ¡La herida! ¡La herida!»). Lleno de compasión,
Parsifal rechaza las proposiciones de Kundry.
Furiosa al ver que sus intentos
fracasan, Kundry le dice a Parsifal que si puede sentir compasión por Amfortas,
debería entonces ser capaz de sentir compasión por ella también. Ella ha sido maldita
durante siglos, incapaz de descansar, porque vio al Salvador portando la Cruz
camino del Calvario y se rio de su dolor. Ahora ella nunca puede llorar, solo
reírse, y está también esclavizada por Klingsor. Parsifal la rechaza de nuevo y
le pide que lo guíe hasta Amfortas. Kundry le ruega que se quede con ella
aunque solo sea por una hora, y luego le llevará ante Amfortas. La vuelve a
rechazar, y entonces Kundry le maldice a vagar sin encontrar jamás el Reino del
Grial. Finalmente ella llama a su maestro para que la ayude.
Klingsor aparece y arroja la Lanza a
Parsifal, pero se detiene en mitad del aire, por encima de su cabeza. Parsifal
la coge y hace el signo de la Cruz. El castillo se desmorona y mientras él
emprende su marcha, le dice a Kundry que ya sabe dónde podrá encontrarle de
nuevo.
Acto III
Escena 1
Tras un nuevo preludio orquestal,
sereno y armónicamente complejo, que simboliza el retorno de Parsifal, el
tercer acto se abre como el primero, en el dominio del Grial, pero muchos años
después. Gurnemanz aparece envejecido y doblado. Oye lamentos cerca de su
cabaña de ermitaño y descubre a Kundry inconsciente en la maleza, como había
ocurrido años atrás („Sie! Wieder da!“). La revive usando agua del Santo
Manantial, pero ella solo pronuncia la palabra «servir» („Dienen“). Gurnemanz
presiente que hay algún significado en su reaparición en este día. Mirando al
bosque, ve que se acerca un personaje, recubierto de armadura negra y el rostro
cubierto por el yelmo. Trae consigo una lanza, pero no puede saber quién es.
Gurnemanz se lo pregunta, sin obtener respuesta. Finalmente el recién llegado,
desprovisto del yelmo, es reconocido por el anciano Gurnemanz como el muchacho
que disparó al cisne, y con alegría observa que la Santa Lanza es la que ha
traído consigo.
Parsifal habla de su deseo de
encontrar a Amfortas („Zu ihm, des tiefe Klagen“). Relata su largo viaje,
vagando durante años, incapaz de encontrar un camino de vuelta al Grial: a
menudo se ha visto obligado a luchar, pero nunca rindió la Lanza en batalla.
Dice a Gurnemanz que la maldición que le impedía encontrar el camino correcto
ya no surte efecto. Gurnemanz reconoce empero que en su ausencia Amfortas nunca
ha vuelto a oficiar para los caballeros del Grial y que Titurel ha muerto.
Parsifal se encuentra sobrecogido por el remordimiento, culpándose a sí mismo
de esta situación. Gurnemanz le dice que hoy es el día de los funerales por
Titurel y que tiene que cumplir un gran deber. Kundry lava los pies de Parsifal
y Gurnemanz lo unge con agua del Santo Manantial, reconociéndolo como el casto
inocente, ahora iluminado por la compasión, y como él será el nuevo rey de los
caballeros del Grial. A su vez Parsifal bautiza a Kundry, que permanece en
silencio respetuoso.
Final del acto III en la producción
original de 1882; diseño de Paul von Joukowsky.
Parsifal mira alrededor y comenta la
belleza de la naturaleza primaveral. Gurnemanz explica que hoy es Viernes
Santo, cuando toda la creación se renueva por la Muerte del Salvador. Son los
«encantamientos del Viernes Santo». Se oyen a lo lejos las campanas del templo
de Monsalvat; Gurnemanz anuncia: «Mediodía, ha llegado la hora. ¡Mi señor,
permite que tu siervo te guíe!» y los tres emprenden el camino hacia el
castillo del Grial. Un interludio orquestal, que se inicia con majestuosos
acordes y ritmos que se interfieren (Mittag), los acompaña a la solemne reunión
de los caballeros en la escena 2.
Escena 2
Los caballeros traen a Amfortas ante
el santuario del Grial y el féretro donde reposa su padre Titurel, a quien
invoca para ofrecerle descanso de sus sufrimientos, y desea unirse a él en la
muerte („Mein Vater! Hochgesegneter der Helden!“ — «¡Padre mío! El más bendito
de los héroes») Los caballeros del Grial urgen apasionadamente a Amfortas que
descubra el Grial de nuevo, pero iracundo, dice que nunca más realizará el
oficio ante la sagrada Copa, ordenando a los caballeros que lo maten si así lo
desean y acaben de una vez por todas con su sufrimiento y con la vergüenza que
les ha aportado. En ese momento, Parsifal se adelanta y dice que solo un arma
puede sanar la herida („Nur eine Waffe taugt“ — «Sólo sirve un arma»): con la
Lanza toca el costado de Amfortas, que queda curado y absuelto de su culpa. El
mismo Parsifal ordena que se descubra el Grial, reemplazando a Amfortas como
celebrante. Mientras todos los presentes se arrodillan, Kundry, liberada de su
maldición y redimida, cae sin vida al suelo, al tiempo que una paloma blanca
desciende sobre el Grial y sobre Parsifal. El coro entona un canto de acción de
gracias.
¿Comprendes
Roberto? La caverna es la idea y la única salida de la caverna es la herida que
constituye a la idea, como tal no hay salida de la caverna pero hay la
posibilidad de saber que la caverna es real y que nosotros podemos recrearla es
decir abrirla y cerrarla, gracia a Dios.
Me quede
pensando en la conversación que tuvimos:
Existe el
sujeto dentro del campo, tiene una particularidad y es la de estar ahí...
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4 d
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la tercera noción de campo no da
posibilidad de existencia al sujeto ni al objeto solo hay transferencias.
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez A los humanos
intelectuales e intelectualoides les encanta pensar la vida en lugar de
vivirla, quieren cambiar la vida y pensamiento de los demás basados en
definiciones y conceptos que parten de sus creencias particulares, una total
contradicción de la que incluso están "orgullosos"....
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o 3 d
Roberto Contreras Meza El problema es que tu
le dices vida al poner en funcionamiento conceptos operativos en cambio para mi
la vida tiene que ver con la falla de estos conceptos, la salida de la caverna
no es esta en el campo divino, sino en la falla del campo virtual que enlaza el
campo físico y el campo consciente aquí clamamos a Dios y por fin vivimos fuera
de los conceptos operativos de nuestros sistemas virtuales.
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez pero, ni siquiera
se conocen las funciones operativas del ser humano a cabalidad, ¿cómo podrías
salir de algo desconocido?
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o 3 d
Roberto Contreras Meza Esa es la cuestión las
ideas no surgen por conocimiento de la verdad sino como categorías que operan
para darle orden a lo desconocido, por lo mismo salimos de estas categorías que
son sistemas en el campo de lo desconocido.
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez Sabes que el
cerebro produce ideas a granel, así como el corazón bombea sangre, o el pulmón
intercambia CO2 por O2... y cualquier persona elige las ideas que quiera creer
en función de sus experiencias, espectativas y particular genética... creando
una vida pensada, ahora cada ser humano crea un campo vital que no concuerda
con la que crea otro ser humano, ¿cómo se podría elegir cuál es el orden vital
adecuado?
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o 3 d
Roberto Contreras Meza ¿Sabes que las ideas se
manifiestan primero como símbolos religiosos donde no importan los individuos
sino las comunidades que se religan, aquí la idea integra sus dos partes la
operativa y la conceptiva es decir concibe de una m…
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez Parece que no has
entendido mi argumento, ¿puedes permitir o cambiar que tu cerebro piense lo que
piense? Así, como ¿puedes permitir que tu corazón bombee o no bombee? La
respuesta es "NO". No soy YO el que piensa, el que piensa y es una
fábrica de pensamientos es mi cerebro. Cuando yo empiezo a intentar cambiarme,
a intentar que mi corazón no lata así cuando me acerco a una chica que me
gusta, voy a tener problemas de equilibrio, voy a tener problemas de oxígeno.
Probablemente me caiga redondito. ¿Por qué le pedimos a nuestro pensamiento que
sea de una manera diferente? ¡¡¡No tiene ningún sentido!!! Esto solo lo hacemos
cuando no sabemos cómo funciona nuestra mente y nuestro organismo. Y no digo
que esto esté mal. Digo simplemente que en cuanto empezamos a aprender cómo
funcionamos, nuestra perspectiva cambia, ya no queremos tener el control. Y se
abre la posibilidad de empezar a relacionarnos con nuestro pensamiento de una
manera completamente distinta. Cuando yo empiezo a asumir en mi día a día que
aquello que pienso no es un hecho, sino una propuesta de mi cerebro para vivir
una situación de vida, empiezo a abrirme a la posibilidad de no querer
cambiarlo, de empezar simplemente a mirar cómo yo me relaciono y empezar a
trabajar en nuestras relaciones, como tener novia o novio. Solo es un
pensamiento. Entonces, ¿cómo me relaciono yo con esto que estoy pensando?
¿Estoy luchando o huyendo de ese pensamiento? ¿O lo estoy abrazando? ¿O lo
estoy usando como un elemento de aprendizaje? Normalmente, la mayoría de
personas luchan o huyen de sus pensamientos, y una de las formas más aceptadas
es tratar de cambiarlo, tratar de hacerlo más positivo. Esto, desde un punto de
vista de la neurociencia, no tiene sentido.
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o 3 d
Roberto Contreras Meza me has parafraseado el
video de neurociencia del bbva https://www.youtube.com/watch?v=nJMwKB5JAuU a que
vas con eso?
YOUTUBE.COM
V. Completa. Neurociencia aplicada al día a día.
David del Rosario, investigador en neurociencia
V. Completa. Neurociencia aplicada al día a día. David del Rosario,
investigador en neurociencia
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez Hay más que eso,
David del Rosario y otros ayudan, tú estás ahí, y yo... los pensamientos en un
individuo, ya se dijo, nacen de un cerebro con experiencia... lo que dices de
que un pensamiento nace primero como símbolo rel…
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o 3 d
Roberto Contreras Meza Felizmente la filosofía
jamás ayuda ni autoayuda.
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez Por qué te incomoda
que copie y pegue un párrafo con el que estoy se acuerdo, no estoy haciendo una
tesis o un libro que digo que es mío, solo es información compatible con mi
estructura vital, tú lo has hecho muchas veces, y a mí ni me va ni me viene,
solo miro la coherencia que tiene con tu estructura o con la estructura que ,
según yo, le intentas poner... para la próxima te pondré pie de página a los escritos que no me
corresponden...
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o 3 d
Roberto Contreras Meza Yo siempre estoy
copiando y pegando en mis textos pero no me quedo ahí, sino que voy
reflexionando invirtiéndolos, convirtiéndolos, por eso te preguntaba adonde vas
con eso, a mi parecer a ningún lado, solo es pura pretensión cuando no hay
ideas.
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez voy a que yo me
mejoró día a día, mis pensamientos son chorros de sangre de mi cerebro que no
me los creo, yo busco relacionarme de un modo neutral con la mayoría de
"mis" pensamientos, un pensamiento no me gobierna... busco vivir
BIEN, sin sufrir por mí o por otros, busco conocer cómo funcionamos los seres
humanos y aprovechar ese conocimiento para mí mejora continua, utilizo los
procesos biológicos subyacentes a mi favor para tener una vida plena ... no
busco ser un mercachife de filosofías que quieren transformar el mundo sin
antes haber transformado su propia vida...
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o 3 d
Roberto Contreras Meza Siempre dices una cosa
y tu pensamiento hace otra y siempre tiendes a destensar tu pulsión con
agresión ¿Te das cuenta? Yo de veo como un esclavo de tu libido y este hasta
ahora no te permite pensar.
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez Alguna vez escuche:
si alguien te habla de transformación, de evolución, de biotejido... mira su
vida, mira cómo vive, qué come, cómo se ejercita, mira su cuerpo, mira su casa,
mira a sus hijos, mascotas, ... ahí encontrarás la respuesta y no en sus
palabras...
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o 3 d
Christian Franco Rodriguez Del lat. libīdo.
1. f. Psicol. Deseo sexual, considerado por
algunos autores como impulso y raíz de las más varias manifestaciones de la
actividad psíquica. Según esta definición de la RAE, la libido es causa ya del
pensamiento.
Y te
atreviste a hablar de mi familia eso que causo un gozo perverso y luego una
herida al reflexionar ese gozo perverso por esto te invito a entrar en mi
caverna en ella Sócrates y Zizek están en un debate increíble, Zizek le
proyecta películas a Sócrates perola que más le ha conmovido es la Wagner
Sócrates de pronto entiende:
El 1 se mira
al espejo y es cero el positivo se
refleja en el negativo ¿Cómo puede entonces el uno religarse al cero?
Mi hijo kie
dice entrando al reflejo
https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/693133411793023
Y Eso es
justamente lo que hace Cristo pasa del ser la no ser para ser
1→0→1 lo que
no comprende Kie es que al pasar al espejo Cristo queda herido
El alma
humana es esta herida 0→←c/0 =C0/2 que se produce en la lucha entre lo real
imaginario y lo real simbólico
Entre
nuestro padre y nuestra madre.
El anti
espíritu es la herida C0/2 pero es esta herida la que posibilita la
espiritualidad en el hombre
Y entonces
el paso del ser al no ser para ser
Es:
1→c0/2→1/2 he aquí el espíritu revelado
Cristo queda partido por la herida humana.
Zizek
insistirá que una vez entendemos que la
herida es la que posibilita el absoluto ya no necesitamos del redentor más
Sócrates sabe que el milagro no es el Espíritu Santo como redención de nuestra
conciencia solamente sino como redención de todo nuestro cuerpo, Persifal abrió
el santo grial la herida es santa, la herida es El espíritu su curación es la idea.
Más la idea
tiene que realizarse plenamente.
Así hay el
absoluto del Espíritu cuando naces de nuevo en Cristo, el absoluto del alma cuando
se recrea a sí misma en Cristo sanando su herida, el absoluto de la mente
cuando la idea y la herida son uno ya que la herida del uno
está en el cero y la herida del cero
está en el uno, y el absoluto corporal
donde resucitamos con nuestras heridas, quedando el ultimo absoluto el quinto donde se crea un nuevo cielo y una nueva
tierra desde la herida.
Las 4
gnoseologías dan una epistemología divergente capaz de abrir el campo ontológico,
capaz de abrir la caverna invirtiendo la idea en la herida y convirtiendo la herida en la caverna, siendo
la caverna el alma humana tanto un hueco rajado como un grial lleno de vino.