lunes, 26 de julio de 2010

LAS FLORES DEL BIEN

LAS FLORES DEL BIEN

PRIMERA PARTE

LA RISA LOCA E IDEAL


EN HOMENAJE AL MÁS GRANDE DE LOS POETAS MALDITOS CHARLES BAUDELAIRE





PREFACIO



La paz, la Doña, y la virtud son amigas

De las que nuestros cuerpos huyen;

Y a los cariños

Perros que no alimentamos

Morir, los dejamos morir

De lepra como a mendigos.





Somos en el miedo largos y generosos

Nos hacemos pagar bien

Nuestras confesiones

Ganando de nuevo los caminos pulidos,

Creyendo lavar culpas

Con viles traiciones.



Con la almohada del bien

YAVE-TRINO

Va golpeando nuestra alma

Con violenta piedad

Y su diente metafísico,

Locamente imprevisto,

Hace polvo de nuestra voluntad.





Todas las justicias

Sus espantos nos ceden;

Los hilos de la comedia los mueve su verbo

Y por eso del abismo,

Sin cesar jamás, ascendemos

Meando tinieblas que hieden.



Libres sin ruinas,

Lamemos con dolor

El seno magullado de una vieja Virgen María.

Chillamos, miedosos del goce,

A la carrera

Destemplándonos los huesos

Como limón calavera.














Apretada, hirviendo como…

Como pueblo de hermanitos

Nuestras mentes se repletan

De una turba celestial.

Al respirar, nos baña

Los pulmones con instintos,

La vida,

Verde río de corriente natal.



Si el fuego, el estupor,

El horror, el aguijón

Todavía en sus varios sabores,

No han chupado de nuestras existencias,

El cascajo banal,

Es “ay” porque nuestra alma cobarde

Se ha cagado.



PERO NO CITEN!!!

Osos, dragones, ni serpientes,

Cucarachas, koalas,

Escorpiones, reptiles,

Perezosos, vicuñas, sajinos,

Ornitorrincos, babosas,

Sanguijuelas, arañitas, arañotas,

Mosquitas de mar, de tierra

O de tu mente,

Virus aullantes,

Bichos picantes e insolentes.



Hay una más amorosa,

Más alta, más celeste

Y aunque abra en aullidos

la boca salvajina,

Gustosamente haría de la tierra

Su niña

y en una lagrima enorme

La desvestiría de mundo.



Es la RISA!!!



La pestaña metida

En todo llanto falso,

Soplando su pipa

Nos va dejando calatos…







Tu lector, la conoces

A esta risueña colosa

¡Hipócrita lector,

Amante mío!



MALDICIÓN




Cuando, por un decreto de la deidad suprema,

El Profeta aparece en el mundo entretenido,

Su madre rasga el velo de su alma que quema

Y ora a Dios, que la oye temblar compadecido:



“! AH, He parido una flor en un hato de escorpiones,

En él, el mundo sabrá de su miseria



¡Yo bendigo la noche de extrañas convulsiones

En que engendro mi vientre mi propia expiación!

Ya que entre todas las mujeres me has buscado

Para ser la cruz de mí bestial marido,

No permitas ¡oh Dios! Que arroje al fuego

A este niño que he parido

No permitas el flujo de mi hiel,

De mi odio implacable,

Sobre la vid, instrumento de tu bendición

Dame fuerzas para abrazar

Este tu árbol punzante,

Y que con mi sangre el pueda abrir

Su hoja, su flor.











Contrayendo su espíritu,

Traga su miedo impuro

Y leyendo los altos designios inmortales,

Ella misma se encierra

En su gehena obscura,

Para no dañar al bebe

Con las llamas de los tétricos crímenes maternales

Dejando en el trance una gota de eterno amor.





Entretanto, a cobijo de unas alas de nieve,

Crece el niño bendito

Sobrio en la oscuridad de la noche

Y en todo lo que come y en todo lo que bebe

Halla un dejo de néctar y de valor.



Y juega con la tormenta

Y calla con la aurora,

Y el áspero camino corroe con su canción

Un espíritu sigue su peregrinación

Y viéndolo furioso como un dragón, llora…rie.











Aquellos a quien ama le huyen con temor,

Dejando rastros sin color,

Saben que él los cubrirá de duelo

Tirando por el suelo su credo

De inmensa mediocridad.



En el vino y el pan que ha de gustar su boca

Echa el vulgo su muerte en carroña saliva;

Y con hipocresía aceptan lo que él toca

Y en las sendas la huella

De sus pasos borran.



Su mujer va clamando por las públicas plazas:

-Ya que él me encuentra buena y me viene a amar,

Seré como las momias de las antiguas razas,

Y el cuerpo todo me lo hare vendar.

Al agua y al fuego pediré su cobija

Me despojare de mi tesoro y mi vino

Para saber si puedo

En su alma que me mira

Usurpar la misericordia de su culto divino.

Y cuando este sin vida

Delante de su rito pio,

Pondrá sobre mí su voz

Que rige su pasión

Y sus aullidos, iguales a los de un lobo

Sabrán abrirse paso hasta mi corazón.



Meterá en mi la lagrima que le dono su madre,

Lagrima de ave herida, que palpitaba en su pecho,

Para que Dios en el Cielo en mí su gloria halle.





En el infierno, trono gris de la extensa llaga

El Profeta sumerge sus dos brazos piadosos

Y los resplandecientes fulgores de su alma

Le muestran la visión de los pueblos furiosos.



¡Se maldito, Diablo!

Que das el miedo

Como vil medio de todas nuestras impurezas

Licor destilado en humus maligno

Que anticipa a los hombres, saberse su eterna presa.



Yo se que le guardas

Al profeta un lugar

En las filas bestiales

De las endemoniadas legiones

Y que en eterna carnicería me invitas a matar,

Con los principados, vicios y abominaciones.

Yo se que la indiferencia es tu autentica maldad

Que el cielo y los hombres jamás compondrán

Por lo mismo se de la corona separada para mi

Llena de mágica tristeza



Como forjada por casi todos los tiempos

Por casi todos los mundos.



Satanás, se que las joyas de la antigua era,

Los metales ignotos,

Las piedras de la mar,

No son los suficientemente fuertes

Para entrar en tu furia

De donde la maldita corona has de arrancar



Sé que para tejerla,

Buscaras obscuridades del abismo primitivo

En la sangrienta entraña,

-Y sé que mi alma

Ante esta gran obscuridad

No palidece

Ni se calla…













LA GAVIOTA



Los niños de la tierra con candor salvaje

Suelen soplar gaviotas,

Pequeñas aves marinas,

Que siguen en su sombra a los ángeles,

Con los cantos de las playas,

Haciendo junto a ellos bailar a las olas

Sobre espumas amargas.



Pero apenas el niño cese,

Se olvida el hombre de soltar gaviotas al tiempo,

Hecho pescador las va hiriendo;

Dejándolas como dibujo de su odio en la arena,

Y la halada palabra de veranos y primaveras

Va siendo enterrada en neblinas de invierno

Por pestes de otoño.





Mas su cuerpo tendido

Hace en el pecho anciano un nudo,

Al recordar sus momentos en castillos de orilla,

Cuando su alma la verdad del mar sentía.



El Profeta, es a imagen de esta reina de las brisas,

Que desdeña a la muerte y se sumerge al amar.

Ya en la arena salada,

Sacrificada en violencia por los vientos,

Su sombra ínfima de Arcángel no le deja descansar.



















LA REVELDE






Un Demonio, Helado

Como una sombra plena,

Acaricia los cabellos

A la Bella y susurra…



Inteligente, ¡Cumplirás tus deseos

hasta vencer la fe maldita!

Porque soy tu cisne,

¡Puedes! así lo quiero.





Sabes que has de hacer morir

Con vil dulzura

Al pobre, al bueno, al genio,

Al generoso, al indigente,

Porque al pisar Belcebú,

Brames! Orgullosamente,

Como una carne bestial,

Tu maldita soledad.



Pronto antes que

Dios en tu pecho

Encienda su llama,

En su calor todo éxtasis

De pasión estalla,

¡El es la fuente del dolor verdadero!





El Demonio que es príncipe

De toda gran oscuridad,

Porque esta en la nada

Seduce a la niña

Con el vació del abismo





Ella Ruge sin desmayar



“¡No quiero!”







LOS FAROS




POEMA A NUNCA TERMINARSE





-CRISTO- Amante Dolor,

cuanto te desconocemos,

Rey, Cordero, Amigo

¡Que nos has hecho!

¿Quién te lo pidio?

¿Quién te lo pidio?

¿Quién te lo pidio?

Santas gracias



-EL CHE-Dignidad

Mierda Dignidad



Hombres Americanos tiemblen

El Che vive

El Che sufre

El Che Guevara lucha

¡Dignidad Cobardes, Dignidad!





-Vallejo , Caliz de la vida,

Trilce, abismo hondo, risa,

juventud, muerte, poeta.



Llamare a todas las Marías

Que se te fueron,

Para volverte a llorar

Ya que este país

Ha dejado de hacerlo.



Hermano ausente

Mientras vienen… yo te lloro.





-José Carlos Mariategui

Fui yo quien te dejo sin piernas

¿Me reconoces?

Y fuiste tú,

Quien se comió mis sueños.



Ahora yo solo puedo soñar

Con tus palabras,

Mientras que tú

Aun hoy sigues caminando.





-Manuel González Prada

Libertad,

Un hombre libre

Vengan a verlo

Cóndores y serpientes

Falsos profetas, delincuentes.



Traigan a sus niñas

A sus mujeres,

Para que las preñe,

Para hacer patria,

Para vivir decentemente.


Hay que rehacer a Marcell Duchamp
antes que Marcell Duchamp nos rehaga a nostros.

En los cadaveres de la liebre y el coyote
de Joseph Beuys se encuentran todos los secretos del Arte.
Si quieren conocer el mar
conozcan primero a Martin Adan.

Eielson es Eielson.


-Arguedas-

Cuando dejare de aprehenderte

Todos tenemos una madre India

Pero pocos como tú

Beben de su sangre.



-Gamaliel Churata!

Atalaya pétrea

Hila, hila,

Que tu tejido arda,

En cantos de guerra

Khori Hayllis

Pez de Oro.



-Tupac Amaru

¡Hay en el indio

Tanto dolor

Y en el dolor tanta esperanza!



-Teresa de Jesús

Amor mío!



Tiernas florecillas

En un jardín de academos

Reinos de verdad

Agradece Humanidad

Hombres barco,

Silven, silven!...

Su Eternidad.










A UNA MUJER






Un temible altar quiero hacerte, amada,

Cavando en las profundas heridas de mi vida,

Y lleno de deseo de todo, corazón,



Convertiré a mi espíritu en el más hondo rincón,

En quebranto de niño esmaltado de azul,

Donde tú te levantes, Santa maravillada

con mis versos ásperos y sabiendo a barro,

ardientemente marcados con rimas de carbón,

haré, para tus sienes una enorme corona

y de mis propios celos ¡OH celestial warmi!

Sabré cortarte un manto de tallas bien estrechas,

Rígido, burdo, grueso,

Forrado de tristezas,

Que aprisiones tus gracias y nadie logre verlas:

Lo bordare de lágrimas si me faltaran piezas.





Tu túnica será mi deseo ferviente,

Que en los altos es misa

Y en los valles desposo,

Revistiendo de un beso tu cuerpo Indio, rojo.



Ya que a tus pies estoy día y noche sujeto,

Sandalias te haré de mi propio respeto,

Sandalias que de mis zarzas y espinas te preserven

Y te tomen la forma divina y te conserven.



Si mi arte no lograra en su torpeza ingrata

Darte por aura una luna calma,

Yo depondré a tus plantas la funesta serpiente

Que el pecho y las entrañas me muerde impiamente,

Y tu calcañar Santo, aplastara, ¡Oh Gloriosa!

Su estúpida testuz y su boca asquerosa.



Veras mis sueños colocarse en hilera

Sobre tu altar de virgen y arder como la cera

Y con ojos de fuego dulcemente mirarte

Consumiéndose todos con afán de alumbrarte.



Como cuanto es mío todo se me va a ti,

Todo yo me haré incienso, mirra, aloe, benjuí,

Y hacia ti, eternamente, cumbre blanca y nevada

Ascenderá en vapores mi alma desamparada.













Tu transformación ¡OH, mujer gloriosa!

Comenzando en Maria, continuara en Dolorosa.



¡OH sed inextinguible de los votos colmados!

Me armare piamente con las siete cruces:

De las siete cruces haré siete espadas,

Las hojas aceradas, los mangos apretados,

Y abriendo en lo más hondo de mi amor otra herida,

Las clavare en mi pecho quitándome la vida:

S abrirá en ocho heridas mi corazón temblando…

Tu corazón muriendo,

Tu corazón sangrando.









LA VOZ




Mi cuna era la de una torre vencida,

Babel, donde a lo vivido se le erigió el silencio;

Allí mis herencias: Judeo Cristiana, Greco Latina,

Social Libertaria, Negro Africana, Árabe Musulmana,

Brahamanista, Budista, Taoísta, Confucionista, Oriental,

Anglo latino americana, e indio americana se separaban.





Yo no era más que un grano,

Y las voces me hablaban;

Una cálida e impositiva decía:

Vienes del cielo, eres un ángel

Dios te mandara

Por Agua y Fuego

Y tu dolor abonara la tierra,

Siempre que ante el Padre

Tu ser este humillado.



Y de niño yo obedecía,

Siendo alimentado en las noches por caricias celestiales,

Y en el día purgado por terribles ardores

Iba bien y sufría sin poder entender nada,

Entonces se levanto una voz atrevida,

Que firme prometía:





“Es esta tierra como un panal muy lleno,

Yo puedo (y tu placer no tendrá entonces freno)

Hacerte un apetito igual a su cabida”

Ven y en sueños yo lograre que vayas

Mas allá de lo visto y de lo conocido.

Esta voz cantaba como el viento de las playas,

Fantasma que se sabe de un país vencido,

Mas que sopla a tu espíritu y a la vez lo domina.



Y yo le dije:

“Si, dulce voz”

De aquel día data lo que podemos apedillar

Mi ruina y mi fatalidad

Tras la vidente orgia de la existencia inmensa,

En el más negro abismo veo distintamente singulares visiones,

Victima pasmada de mi propio espejismo,

Voy arrastrando víboras que muerden mis talones.



Desde el instante aquel, como profeta adoro tiernamente

El desierto y la mar;

Rio en los lutos, lloro en las fiestas inquietas,

Y el vino más amargo me es dulce al paladar.

Tomo grotescamente los hechos por ensueños,

Y, contemplando el cielo, doy en un pozo a poco:

Pero acude a mí una tercera voz:





“ Guarda tus sueños!

El sabio no los tiene tan bellos como el loco”

Entonces troco mis sueños en ideales,

Y despierto las águilas de los pueblos furiosos,

Junto a ellos me baño en sangre, dándome banquetes luctuosos.

Rasco en los poderes todas sus mentiras,

Me paseo por todos sus calabozos,

Sin en ningún lado poderle encontrar al pueblo

Su ansiada libertad y gozo.

Caigo en el tiempo para aun ahí tratar de buscarlos,

Y su ritmo encadena otra voz misteriosa,

Salta mi cuerpo mi alma goza,

Si no soy Dios en este momento,

¿Pues qué otra cosa?

Bramo y lleno los cuerpos de mil mujeres,

Mis vástagos se cuentan en cien mil,

Todos estos arman un solo miembro,

Una carne danzante

En hambre

Y en fusil.



Heme aquí hijos vengan a devorarme,

Calmen su pecho, consuelen con mi cebo a sus madres,

Para algo en este mundo debo de servir;

Pero se marchan no se atreven a tocarme,

Aunque en lo hondo no pueden dejar de culparme



¡Donde esta Dios tu Ángel para castigarme…

¡En la montaña!

Revienta otra voz

Mi cuerpo otra vez arde pero ahora lo se lo entiendo

Hundiendo mis ojos en el suelo, recibo del cielo

Una nueva moral,

Con ella cubro mi cuerpo y lleno de dolor mis huesos.

¡A LA MONTAÑA!

Vagabundos, comerciantes,

desde aquí se hará la santa guerra

de esta verdad sangrante,

y me escuchan, y marchan por todo mi infierno:

Los veo servir, los veo soñar, los veo morir,

Y es cuando ya no puedo.

“Renuncio a todo, nada quiero”

Habla por mí otra voz,

De pronto me despojo de mi cubierta,

De mi deseo de dolor.

Y ahora en mí, los dragones aposentan sus nidos,

Cuanta paz, cuanto vacio,

Si abro mi boca suspiro belleza,

Hasta las más pequeñas palabras

Se arman en poesías brillantes;

A lo lejos aun se ve a alguien







Pero que importa,

Aun cuando este riendo, que importa,

Aun cuando me este muriendo.



Ya no soy yo,

Soy la brisa oculta del fuego,

El calor del agua del mañana,

La arena y su sol.





Más aun así

Mi risa no se calla, no se salva,

Por ella regreso.

Y me cago de risa en mi propia risa

Y es que en todo este tiempo mi risa al mundo se fue consumiendo,

Y ahora lo excreta en mojones tecnológicos, con bombas de hielo,

En trillón de fractales, formando hipermercados virtuales.

Que busca mi risa con tanta mierda si no dejar de reírse,

Pero su muerte es de no creerse,

Ahí esta toda desolada, vacía en si misma, regada en cadáveres

De todos los tiempos, más nada va sintiendo.

Quiere el control, el poder, sin jamás obtenerlo;

Entonces programa toda mi alma,

Trata de rediseñar mi cuerpo, de apagar los espasmos,

Pero mi reflejo de anciano en las estrellas,

La revuelca desde adentro,



Tiene gracia eso de estarme extinguiendo en el propio pozo

De las lagrimas de mi risa… ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ji ji ja

Risa, Risa loca, ¡SILENCIO!..

Ya estoy muerto.







A mi cadáver vienen los pocos que a mi risa sobrevivieron,

Reconozco en ellos a los constructores de mi cuna,

Babel,

En mi silencio han vuelto a escucharse,

Me toman de los cuatro extremos y jalan hasta descuartizarme,

Ilusos sueñan con que algún dolor siento,

¿Qué quieren de mi, acaso una lágrima última?

¿Será una flor?

Más tiran sin cansarse, en algo están creyendo

¡Ah…es Ella!

Y en ella están todas adentro de mi aliento,

Ella me levanta,

En un abrazo tierno

Y en su abrazo, solo pronuncia una palabra:

“Runa”

Y por fin abono la tierra.

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