Educación filosófica
Si la religión es el sistema que busca el espíritu absoluto, entonces todo sistema humano es religioso porque en todo sistema en el fondo se busca el absoluto, su libertad, lo que implica la superación de todo sistema, produciendo una paradoja, los sistemas humanos entonces son escaleras al cielo que conducen al infierno, porque se resisten a su aniquilación, ellos son las vías y los obstáculos.
Esto hace necesaria la reflexión filosófica no todo el que dice señor, señor entrara al reino de los cielos, pero los cristianos dirán yo no necesito de ninguna filosofía ya Dios me salvo, ¡Necios! Y los no creyentes negaran lo religioso de toda reflexión filosófica, en esta reflexión el individuo quiere discernir para llegar a lo absoluto, he aquí el espíritu subjetivo, he aquí el hombre tratando de alcanzar sabiduría, tratando de conocerse a sí mismo para lograr su unidad sin perder su diversidad.
El filósofo se enfrenta al arte a su infinidad de representaciones y critica tratando de alcanzar la representación absoluta y de comprenderla, surge entonces el concepto que trata de identificar la esencia de aquello que se está representando, más en el filósofo se produce una dialéctica, todo subjetividad es una intersubjetividad superada hasta lograr la síntesis, en ella está el conocimiento del ser, que es el conocimiento del uno mismo.
Y entonces ¿En el filósofo no hay experiencia cero? La hay la propia dialéctica es su experiencia, en la dialéctica el filósofo sale de la cueva y contempla lo real, así que para nosotros enseñar filosofía es enseñar dialéctica y la dialéctica es una guerra amorosa:
La primera dialéctica, la dialéctica de la tesis es una dialéctica del espíritu de la conciencia, de la razón importan mucho los argumentos, más lo primero es la ironía, las tesis se expondrán, todas ellas son abductivas intentos por explicar fenómenos desde las metafísicas blandas o duras, los mitos del todo no conscientes, el filósofo ironiza conduce el dialogo preguntando hasta que el que expuso la tesis se dé cuenta del problema de su propia tesis y produzca el mismo la antítesis, si no es así el filósofo puede contraponer la antítesis produciendo una aporía, lo cual generara una reflexión que intentara llegar a la síntesis. Esto en teoría puede funcionar en la práctica es mucho más complejo y de hecho es el filósofo a veces el que debe postular una tesis y dejar que los otros ironicen sobre su tesis hasta que produzcan una antítesis y pasar a la reflexión que lleve a la síntesis. Si bien se darán argumentos, también se contaran historias, experiencias, se echara mano a datos científicos, se apelara a la retórica, a artificios artísticos, para convencer al otro y dar paso a la síntesis. Pero en el fondo una lucha intelectual es una lucha espiritual hemos estado en la metafísica clásica y en una dialéctica socrática irónica, disfrutando del dialogo, del festín de la palabra escuchando, ahora toca la guerra.
La segunda dialéctica, la dialéctica de la antítesis es una dialéctica de la voluntad de poder en una metafísica de la violencia, aquí se trata de destruir al otro y solo aquel que encarna la ira de Dios lo lograra, la ira de Dios es pura, justa, no puede estar llevada por la venganza, el orgullo o el odio, aquí se supera la palabra y se pasa a una lucha cuerpo a cuerpo corazón a corazón, la antítesis se encarna, en juego se pone la vida, si en la primera dialéctica se suponía el ser y las buenas intenciones , en esta, el ser se encarna, la verdad no puede ser una abstracción, la verdad es vida. Destruir al otro es destruir toda contratransferencia la lucha es espiritual, llevando al contratransferencia a su punto máximo agudizando las contradicciones. La calma que debe de haber para lograr la metafísica de la violencia debe ser divina, no se pueden quedar en la violencia, por esto esta segunda dialéctica solo es posible si se ha dado la primera, en el que con la ironía, el humor, y el conocimiento se ha logrado un vínculo transferencial de mutuo respeto. La metafísica de la violencia lo que produce es un desbloqueo que permite una mayéutica dando paso a una anamnesis espiritual.
La tercera dialéctica, la dialéctica de la síntesis es una no dialéctica, una advaita en la que se supera toda dualidad, produciéndose una coincidencia de opuestos, en una metafísica del sabor espiritual logrando al sintransferencia, el otro y yo somos uno, para lograr esto a veces lo mejor es perder en la metafisica de la violencia, y que el que sea destruido sea uno. Aquí ya podemos disfrutar de todos los caldos de filosofía, cocinarnos uno al otro en este vínculo de amor, en este biotejido en el que nos compartimos y saboreamos he aquí la gracia divina.
El conocimiento en occidente y quizás en el mundo entero tarde o temprano volverá a Platón o a Aristóteles, en Platón la dialéctica es la experiencia cero que permite conocer superar la doxa hasta llegar a la idea, en Aristóteles es la abstracción este conocimiento metafísico de la naturaleza para descubrir sus causas, sus mecanismos, este es el camino que ha elegido la ciencia, reduciendo la metafísica de Aristóteles a una fenomenología, pero pocos se dan cuenta, que ya sea en el fenómeno o en el abstracción ahí están las ideas platónicas, porque lo que hizo Aristóteles es llevar las ideas de Platón a la naturaleza y entonces esta se hace hilemorfista, comprensible y teleológica. En Platón es el hombre que sale de la cueva para ver lo real en Aristóteles es toda la naturaleza en el hombre para alcanzar el acto puro.
Una vez unido Platón y Aristóteles volveremos a Sócrates y el conocimiento llevara a la sabiduría.
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