jueves, 14 de marzo de 2024

Imagen teórica de la Guerra de imaginarios

 

Imagen teórica   de la Guerra de imaginarios

 

 

La controversia entre Jürgen Habermas y Niklas Luhmann estuvo vigente durante aproximadamente cuatro décadas. El punto de inicio fue una obra conjunta publicada en 1971 llamada Theorie der Gesellschaft oder Sozialtechnologie (Teoría de la sociedad o tecnología social), el desenlace: el fallecimiento de Luhmann en 1998. Durante este periodo, la obra de ambos autores se mantuvo en constante  diálogo, adquiriendo la relevancia de debates tan recurridos como el efectuado entre Jean Paul Sartre y Louis Althusser, o entre Karl Popper y Theodor Adorno.

En esta discusión se confrontan dos tradiciones de pensamiento que, antes del debate, habían permanecido en mutua indiferencia: la teoría crítica y la teoría de sistemas.

La teoría crítica o escuela de Frankfurt es una corriente de pensamiento orientada en redirigir el proyecto emancipador de la ilustración, iniciado a finales del siglo XVIII, y supuestamente distorsionado o desviado en las primeras décadas del siglo XX (Jay, 1989).

Es posible reconocer dos etapas del pensamiento temprano de la escuela de Frankfurt. En la primera, se declara la necesidad de reconstituir el proyecto originario de la razón objetiva ilustrada mediante un aparato interdisciplinario de investigación empírica (Horkheimer, 1973), en la segunda, se revela el carácter autodestructivo de la razón, presente no como desviación sino como elemento originario (Horkheimer & Adorno, 1998Adorno, 2005). El impulso inicial de la obra de Habermas es superar las aporías de esta segunda etapa, para luego poder retornar a la primera.

Podemos reconocer dos vertientes de la teoría de sistemas: la teoría general de sistemas y la teoría social de sistemas. La primera recoge los aportes de Ludwig Von Bertalanffy (1979) -ser vivo como totalidad-, Wiener (1981), Maruyama (1963) y Ashby (1957) -principio de la circularidad de la cibernética-, Heinz von Foerster (1991) -sistemas auto-organizadores- y por último Humberto Maturana y Francisco Varela (19982003)  -teoría de la autopoiesis-. La segunda corresponde a la teoría de los sistemas de acción de Talcott Parsons (19682005) . El impulso preliminar de la obra de Luhmann es superar las dificultades de la obra de Parsons mediante la incorporación de los avances de la teoría general de sistemas (Rodríguez & Arnold, 1991Izuzquiza, 1990).

Si consideramos la controversia entre Habermas y Luhmann teniendo en cuenta las principales obras de ambos autores (y no solamente las referencias directas), podemos distinguir tres aspectos del debate: teórico [I], empírico [II] y normativo [III].

[I] La obra de Habermas se sustenta un concepto amplio de racionalidad, que posee cuatro dimensiones (y no solamente dos, la verdad y la eficacia, como generalmente se había pensado) que se manifiestan en cuatro tipos de acciones con cuatro respectivas pretensiones de validez: a) acción instrumental, que relaciona a un sujeto con el mundo objetivo (validez: eficacia); b) acción regulada por normas, que relaciona a un sujeto con el mundo social (validez: rectitud); c) acción dramatúrgica, que relaciona a un sujeto con el mundo subjetivo (validez: autenticidad), y; d) acción comunicativa, en donde los sujetos intentan entenderse sobre una situación para poder coordinar sus planes de acción y se refieren de forma simultánea al mundo objetivo, al mundo social y al mundo subjetivo. En cada caso, la racionalidad posee dos criterios: primero, la simetría (la equidad de todos los participantes del discurso); segundo, la no coerción (la libertad frente a los imperativos impuestos por la tradición) (Habermas, 1992a:110-156, 351-418). 

 

https://www.youtube.com/watch?v=bCy1uoFix2Q

Para Luhmann, en cambio, no es posible revelar ninguna postura frente a la racionalidad o la comunicación si, como Habermas, se parte de los conceptos de sujetos y acción (Luhmann, 1998). La obra de Luhmann no se refiere a objetos, acciones o sujetos, sino a un tipo particular de forma (a un suceso del mundo que opera determinando una marca entre dos partes, lo que hace imposible transitar de una parte a la otra sin atravesar la marca), a saber, la forma sistema/entorno, en donde una parte de la forma (el sistema), puede observar la forma misma, la unidad de la diferencia, y distinguir la propia distinción sistema/entorno que le es constitutiva (Luhmann 2007:145-316).

https://www.youtube.com/watch?v=6Bw1PY0jUzg

En la sociedad, el medium (elementos acoplados débilmente que permiten la impresión de una forma) para el surgimiento de los sistemas sociales es el sentido. Las operaciones de los sistemas sociales son las comunicaciones (no las acciones). De los sistemas psíquicos, los pensamientos. El medium para ambas operaciones es el lenguaje. Así, mientras Habermas describe la sociedad partiendo de los conceptos de acción y sujeto, Luhmann inicia con la idea de la forma sistema/entorno, para luego deducir el significado de estos conceptos.

[II] En el campo empírico, en el diagnóstico de la modernidad, la principal diferencia entre ambos autores es que, mientras Habermas estudia el proceso dual del conflicto entre los sistemas sociales, por un lado, y el mundo racionalizado de la vida, por otro, Luhmann considera solamente la diferenciación funcional de los sistemas sociales.

Para Habermas, el mundo de la vida corresponde al fondo aproblemático de la acción, que en cada situación opera como plexo de remisiones que abandona la trivialidad y su solidez incuestionada. En la modernidad, este fondo aproblemático se diferencia entre tres componentes – cultura (el saber acumulado en forma de interpretaciones), sociedad (las organizaciones socialmente legítimas) y personalidad (las competencias que transforman a un sujeto en capaz de lenguaje y acción) – constituyéndose en el contexto de la acción comunicativa. Pero, paradójicamente, este mismo proceso de diferenciación es el que impulsa el surgimiento de los sistemas sociales a los Luhmann se refiere.  La modernidad posee entonces dos etapas: primero, el desacoplamiento entre el mundo de la vida (integración social) y los subsistemas de acción (integración sistémica); segundo, la colonización del primero por parte de estos últimos (Habermas, 1992b:161-280).

Para Luhmann, en cambio, el tránsito desde la sociedad estratificada europea a la sociedad moderna consiste en la reduplicación de la diferencia sistema/entorno al interior de la misma sociedad, proceso que concluye con la estructuración de sistemas parciales (Luhmann, 2007:471-676). El autor no considera la posibilidad de que el mundo de la vida se tematice o en forma de acción comunicativa o en forma de operación de sistemas sociales, como Habermas, sino que tiene en cuenta solamente esta segunda opción, debido a que la idea la integración social impulsada por la acción comunicativa y el consenso parten erróneamente de los conceptos de sujeto y acción.

[III] Este diagnóstico disímil del proceso de la modernidad sustenta dos posiciones normativas distintas. Mientras Habermas plantea la necesidad de una ética procedimental (basada en el proceso del discurso), cognitiva (que permite fundamentar normas morales) y universal (que posee validez en todos los contextos del discurso), sustentada en la idea de una comunidad ideal (simétrica, no coercitiva) de comunicación (Habermas, 1985), Luhmann, si bien no niega la persistencia de la comunicación moral en la sociedad moderna, afirma que las operaciones de los sistemas diferenciados funcionalmente son indiferentes a la moral, por lo que la posibilidad de cualquier ética se difumina (Luhmann, 1989). Luhmann propone una reflexión ética autorreferencial que contemple la unidad de la diferencia de la distinción bueno/malo que le es constitutiva, y que, por un lado, se considere no un saber moralmente superior sino una distinción entre distinciones, y que, por otro, pueda distinguir cuándo es pertinente y cuándo no hacer uso de las distinciones de la moral. Habermas plantea una ética encaminada a promover la expansión de la integración social por sobre la integración sistémica. Luhmann intenta describir la sociedad. Habermas procura enseñarle.

Más hay un grave problema pequeña Ernestina con Habermas y es que Europa ya no tiene nada que enseñar, llego al culmine de su proceso con Hitler donde  realizo su eudaimonia, la felicidad de su razón realizada. Así Heidegger dio el discurso rectoral  https://eltalondeaquiles.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/2017/10/heidegger--martin-el-discurso-rectoral.pdf    

 

Donde queda establecido el tercer vinculo el de del saber espiritual el cual se pierde para siempre después de haber perdido la segunda guerra mundial y aun peor esta guerra, debela esta saber como  locura desde los griegos hasta los alemanes lo único que hay es locura y es esto lo que tiene que decir la filosofía francesa abriendo el escenario al pos humanismo donde el sistema codifica  ahora algoritmicamente porque el hombre consciente critico ya no tiene nada que decir más que dar cuenta de su fracaso.  

 

Ernestina ¿Pero y que nos queda a nosotros ante la caída de Europa y toda su ilustración? Es que Europa es la  única posibilidad de la humanidad consciente?

No, hay otra: La integración espiritual  de occidente y oriente

Ernestina-Occidente y Oriente se estas matando

Si y de esta guerra global permanente nacerá el ciborg, más Latinoamérica y África  pueden lograr la unión de occidente y oriente si atraviesan toda la violencia, corrupción y opresión a la que han sido y son sometidos, tiene una posibilidad.

Ernestina-¿En eso consiste la guerra del fin del mundo? 

En eso consiste la guerra del imaginario que puedas integrar el sujeto ilustrado europeo con el Dasein oriental en el arquetipo complementario andino amazónico logrando un Tinkuy.

Ernestina-Pero si el sujeto europeo está  atrapado en el bucle de la segunda guerra mundial y el Dasein asiático en el bucle de la guerra fría, lo que queda es la determinación norteamericana  del ciborg,  todo el mundo cae en su red.

Abre tu corazón Ernestina te enseñare la cibernética del tercer orden  alteraras y contra alteraras  sistemas  más solo si abres tu corazón lograras la comunión.

Ernestina-¿Quieres a Arguedas no?

 

En las pampas de Comas el edifico una casa, sobre la arena, con sus lágrimas, con su fuerza, con su sangre, cantando edifico una casa, el rio de su pueblo, su sombra, su gran cruz  de madera, con sus yerbas y arbustos que florecen rodeándola, están, están palpitando dentro de esa casa,  un picaflor dorado juega en el aire sobre el techo. Yo quiero ese picaflor en la casa.

 

     

 

 Diacrítica

 

 Y Entonces yo Ernestina fui en busca de ese picaflor pero Robert Sapolsky me dijo: "No somos ni más ni menos que la suma de aquello que no pudimos controlar.

 

"Detrás de cada pensamiento, acción y experiencia yace una cadena de causas biológicas y ambientales, que se extiende desde el momento en que se activa una neurona hasta el inicio de nuestra especie y más allá. En ninguna parte de esta secuencia infinita hay un lugar donde el libre albedrío pueda desempeñar un rol"

 

Y entonces yo le pregunte:

 

¿Qué  entiende usted por libre albedrío?

 

"Probablemente el mejor lugar para empezar sea en donde la gente comete su mayor error: donde no hay libre albedrío", comienza respondiendo.

"Es una circunstancia en la que tomamos una decisión. Todos los días tomamos decisiones. Por ejemplo, elegimos lo que vamos a comer".

 

"Somos conscientes, tenemos una intención y actuamos en consecuencia. Sabemos cuál será el resultado probable, también sabemos que no tenemos que hacerlo, nadie nos obliga, tenemos alternativas y, para la mayoría de las personas, intuitivamente eso es libre albedrío.

"En Estados Unidos, todo el sistema legal se basa en si la persona tenía la intención [de hacer algo] y si, aun sabiendo eso, pudo haber hecho otra cosa. Eso es suficiente para terminar un juicio.

"Y desde mi perspectiva, esto no tiene absolutamente nada que ver con el libre albedrío. Y centrarse en eso es como preguntarle a alguien qué piensa de un libro cuando todo lo que hizo fue leer la última página, porque el punto es: tienes una intención consciente y elegiste actuar en consecuencia.

"Pero ¿cómo te convertiste en el tipo de persona que tendría esa intención? ¿Cómo sucedió eso? Y ahí es donde el libre albedrío simplemente no existe, ahí es donde se evapora”.

 

"No está allí"

Otro ámbito en el que la gente ve "emocional e intuitivamente" el libre albedrío es en los grandes logros, señala Sapolsky.

Por ejemplo, cuando miran a alguien que quizás no tenía tanto talento en ciertas áreas y, aun así, con trabajo duro y autodisciplina sobresalió.

"Cuando pudo haberse relajado y haberse ido de fiesta con los demás, se quedó estudiando. Y eso es muy inspirador. Tal vez no tenía una gran memoria o una gran mente lógica o analítica, o lo que sea que no controlaba, pero mostró mucho libre albedrío en la disciplina y la tenacidad".

Una percepción similar -de acuerdo con el investigador- se aplica a lo opuesto: alguien que, pese a poseer grandes dones, "los desperdició".

"Y esas son dos áreas en las que las personas simplemente se chocan contra una pared y deciden que ahí es donde está el libre albedrío, y no está allí. No creo que esté en ninguna parte".

 

 

Le cuento que estoy buscando un picaflor en la casa de Arguedas  es decir una imagen que se carga de transferencias miles, pero yo me quedaría con esa decisión que permita que Arguedas ya no se siga suicidando.

 

Pero él no me comprende y creo que no comprende que lo suyo al igual que toda la ciencia es un ejercicio de interpretación donde se hacen modelos, pero su modelo determinista de infinitas causas lo posee  

 

Y es que Sapolsky plantea que cuando nuestro cerebro genera un comportamiento en particular es por "el determinismo que vino poco antes, el cual fue causado por el determinismo que hubo antes de ese y el de antes de ese" y así una larga cadena.

Entonces le pregunto: ¿qué es el determinismo?

 

 

"Para mí, es como si cada momento fuera el resultado de lo que vino antes", sostiene.

"Este es un mundo en el que no hay nada que suceda sin una explicación, sin lo que vino antes".

Pero quizás hay una excepción: la mecánica cuántica.

En su libro, el neurocientífico examina "algunos de los dominios fundamentales del universo en los que cosas extremadamente pequeñas operan de maneras que no son deterministas", es decir, el mundo cuántico.

Al mismo tiempo, sin embargo, me cuenta que unos físicos le enviaron recientemente un trabajo en el que planteaban que "el mundo es más determinista debido a la mecánica cuántica".

Más allá de lo enriquecedor que pueda resultar ese debate, para Sapolsky hay algo claro: "La mecánica cuántica no es lo que determina si eres la Madre Teresa o Vladimir Putin. Fuera de eso, nada ocurre sin una explicación".

"Lo que acaba de suceder pasó debido a lo que vino justo antes y eso se aplica a cada mecanismo que nos hace quienes somos".

 

Yo intento por todos los medios de que se dé cuenta de lo que dice cuando dice para mí, pero él    va más adelante  y formula un imperativo moral desde su interpretación

 

Sapolsky dejó de creer en el libre albedrío cuando era un adolescente.

"Ha sido un imperativo moral para mi ver a los humanos sin juzgarlos y sin creer que cualquier persona merece algo especial, vivir sin capacidad de odiar o de creer que merezco privilegios", escribió.

Le pregunto a qué se refiere.

 

 

"Si aceptas que no existe el libre albedrío en absoluto, que no somos ni más ni menos que la suma de la biología y del entorno, si realmente crees eso, la culpa y el castigo no tienen ningún sentido, a menos que los entiendas en términos instrumentales".

Por ejemplo -señala- si tomamos la aplaysia, un caracol marino que ha sido objeto de amplios estudios en el campo de la neurociencia, sabemos que si le pegamos en la cabeza va a provocar una reacción.

"Lo haces para entender el comportamiento. No le pegas porque crees que es malvado", explica.

"De la misma forma, los elogios y las recompensas no tienen sentido en sí mismos. Pueden usarse de manera instrumental, pero no son virtudes en sí mismos.

"Y si ese es el caso, nadie tiene derecho a que sus necesidades se consideren más importantes que las necesidades de los demás. Y odiar a alguien es como odiar un coronavirus. Nada de eso tiene sentido.

"Hay que hacer algo sobre el hecho de que todos hemos sido educados para aceptar que algunas personas sean tratadas mucho mejor que el promedio por cosas sobre las que no tenían control.

"De la misma manera, algunas son tratadas mucho peor por cosas sobre las que no tenían control. El mayor problema es que eso nos parece bien la mayor parte del tiempo".

La pregunta

En la discusión sobre el libre albedrío, hay una pregunta que para Sapolsky es clave: ¿de dónde vino esa intención en primer lugar?

No hacerse esa pregunta -asegura- es como creer que todo lo que necesitas para valorar una película es ver únicamente los últimos tres minutos.

 

Para explicarme la trascendencia de esa pregunta agarra un bolígrafo y me lo muestra.

Me dice que ese acto lo está haciendo conscientemente, que está "lleno de intención".

"Es inconcebible para mí imaginar todas las cosas que llevaron a este momento, sería muy difícil hacerlo".

Además, "nuestra intención de hacer algo se siente tan poderosa que no alcanzamos a imaginar que no podamos tener dicha intención solo porque así lo deseamos".

O en otras palabras: nuestro deseo por hacer algo es tan fuerte que no se nos cruza por la cabeza el hecho de que no podemos desear lo que deseamos.

Me pide pensar en un escenario, el de un sujeto que asesinó a un grupo de personas.

Ese individuo cuando tenía 10 años sufrió un accidente automovilístico que destruyó 75% de su corteza frontal, un área del cerebro importante para la interpretación, expresión y regulación de las emociones.

"¿Por qué esta persona se convirtió en la persona que es? Un solo evento [el accidente] fue como un terremoto" en su vida, indica.

"Ahora mira al resto de nosotros. Imagina que hay millones y millones de telarañas invisibles, pequeños hilos, que te trajeron a este momento y te hicieron quién eres".

El accidente de tránsito en el caso del criminal o la altura corporal de un astro del baloncesto son "causas únicas" y son "muy fáciles de comprender".

Los problemas surgen -explica el experto- cuando abordamos la "causalidad distribuida".

"Cuando nos referimos a quienes somos, en la mayoría de los casos se trata de millones de estos pequeños hilos invisibles.

"En conjunto, eso es tan determinista como tener la corteza frontal destruida en un accidente automovilístico".

Una neurona

En su libro, Sapolsky pide que le muestren "una neurona (o un cerebro) cuya generación de un comportamiento sea independiente de la suma de su pasado biológico".

La lógica de esa petición viene a continuación, pero primero me explica que cualquier neurona funciona como resultado de lo que están haciendo las otras miles de neuronas que la rodean.

 

"Podría tener conexiones con hasta 50.000 otras neuronas, no es una isla. Lo que sea que esté haciendo se enmarca en ese contexto".

Su actividad es una función de, por ejemplo: "¿desayunaste?, ¿tienes hambre?, ¿estás cansado?".

No es un misterio que cuando estamos cansados nos cuesta pensar con claridad.

Así, me habla del adenosín trifosfato (ATP), la molécula que utilizan las células para obtener energía.

Si anoche no dormiste bien o si no has comido, ciertas células mostrarán menos ATP de lo normal.

"Años atrás, mi laboratorio demostró que si estás bajo estrés mientras duermes, acumulas menos ATP en tu cerebro que si no tuvieras estrés".

Pero no solo se trata de neuronas: "¿Cómo estaban tus niveles hormonales esta mañana?", apunta.

Si tenemos un mayor nivel de una hormona determinada, puede influir en que, por ejemplo, nos sintamos más irritables o que estemos más abiertos a tomar riesgos y, también, en cuán sensible nuestro cerebro estará a ciertos estímulos externos.

Sapolsky nos recuerda que las hormonas regulan los genes y que, a su vez, los genes tienen mucho que ver en las encrucijadas propias de la toma de decisiones.

Y así volvemos a la neurona de su petición.

¿Es realmente autónoma?

"Muéstrame que esa neurona habría hecho exactamente lo mismo separada de los niveles hormonales", me dice.

O independientemente de que el año pasado hubiésemos sufrido un trauma brutal o nos hubiésemos enamorado (porque eventos como esos influyen en la construcción del cerebro).

El profesor nos invita a irnos incluso más atrás: a nuestra adolescencia, nuestra infancia, cuando estábamos en el útero.

"Esa neurona está formada por los genes con los que empezaste cuando eras una célula".

Y mucho antes de eso: "¿Fueron tus antepasados pastores o agricultores? ¿Vivían en una selva tropical o en el desierto? Porque eso se transmitirá siglo a siglo y el trabajo de cada generación es esculpir el cerebro de sus hijos para que tengan los mismos valores culturales".

Con todo eso en mente, viene el desafío: "Ve y cambia todo eso. (Si) la neurona hace exactamente lo mismo, eso es libre albedrío".

"Muéstrame que tu cerebro acaba de producir un comportamiento independiente de todo eso y, si lo haces, estás demostrando el libre albedrío. No puedes hacerlo".

Para el neurobiólogo, en pleno siglo XXI contamos con bastante conocimiento científico que ha demostrado cuán importante es la parte genética, la hormonal, el entorno, todas las piezas que, juntas, nos hacen quienes somos.

"Creo que la carga de la prueba recae en las personas que insisten en que hay libre albedrío", indica.

"No me corresponde a mí demostrar que no existe (…) Muéstrame hormonas que hagan lo contrario de lo que hacen normalmente. Muéstrame que acabas de cambiar tu secuencia de ADN. Hazlo y luego hablemos sobre el libre albedrío".

Depende de a quién le preguntes

Le digo que creer que el libre albedrío no existe pudiese ser una visión un tanto pesimista porque cuál sería el punto de esforzarnos por tomar las mejores decisiones si al final, como dice en su libro, "no somos ni más ni menos que la suma de aquello que no pudimos controlar: nuestra biología, nuestro entorno y la interacción entre ambos".

Y así se lo pregunto: ¿es una perspectiva pesimista?

"Pienso que es totalmente pesimista", me responde, pero me aclara que no es la persona correcta para hacerle esa pregunta.

"Porque he sido afortunado en la vida, las cosas han salido bien para mí por todas esas razones que no controlo".

Reconoce que muchas personas no han tenido la misma suerte y no se trata de que sea su culpa o que carezcan de autocontrol.

Por ejemplo, "si tu corteza frontal se desarrolló de esta manera en lugar de esta otra, no es que seas perezosa".

"Para la mayoría de las personas esto debería ser una gran noticia, porque es toda una sociedad la que se ha construido alrededor de la idea de que uno debería sentirse muy mal consigo mismo o con las cosas sobre las que no tiene control".

De hecho, cree que la idea de que no somos los capitanes de nuestro destino puede llegar a ser una visión bastante "liberadora y humana".

 

 

Reacciones

Si bien a lo largo de la historia ha habido algunos escépticos del libre albedrío, también son muchísimos los que, dentro y fuera de la academia, defienden su existencia.

El libro de Sapolsky ha generado reacciones variadas.

Adam Piovarchy, investigador de la Universidad de Notre Dame, escribió un artículo en The Conversation que tituló: "Un profesor de Stanford dice que la ciencia demuestra que el libre albedrío no existe. He aquí por qué está equivocado".

Piovarchy sostiene que Sapolsky cae en el error de asumir que las preguntas sobre el libre albedrío "se responden mirando simplemente lo que dice la ciencia", y añade que el libre albedrío es también una cuestión metafísica y moral, que es algo que los filósofos han venido estudiando desde mucho tiempo.

John Martin Fischer, filósofo y profesor de la Universidad de California, experto en libre albedrío, también cuestiona el planteamiento del neurocientífico:

"Sapolsky desea abrirnos los ojos frente a lo que él considera nuestras falsas creencias de que somos libres y moralmente responsables, e incluso agentes activos, tres aspectos centrales y fundamentales de la vida humana y de nuestra navegación por ella", escribió en una reseña publicada por la Universidad de Notre Dame.

Y es que, desde la filosofía, el panorama se ve muy diferente. "La ciencia, por supuesto, es relevante; pero eso no convierte el libre albedrío en una cuestión científica".

Sapolsky no lo ve así: "en cierto modo solo la ciencia tiene algo que decir al respecto", me dice, pues es la que nos ayuda "a entender cómo te convertiste en la persona que eres ahora mismo".

Para el escritor Oliver Burkeman, el autor demuestra en su obra que enfrentar la inexistencia del libre albedrío "no tiene por qué condenarnos a la amoralidad o la desesperación".

En una reseña sobre el libro, publicada en The Guardian, indica que cuando el científico aborda cómo deberíamos vivir sin libre albedrío, su "cosmovisión humana pasa a primer plano".

"Algunos sostienen que darnos cuenta de que nos falta libertad podría convertirnos en monstruos morales. Pero él argumenta conmovedoramente que, en realidad, es una razón para vivir con profundo perdón y comprensión, para ver 'lo absurdo de odiar a cualquier persona por cualquier cosa que haya hecho'”.

Keiran Southern escribió en The Times que "si las ideas de Sapolsky fueran ampliamente aceptadas, conducirían a profundos cambios sociales, sobre todo dentro del sistema de justicia penal".

Quizás Sapolsky quisiera convencerte de que no existe el libre albedrío, pero si no lo logra, al menos te invitará a pensar que es posible que haya menos libre albedrío del que se asume.

"Ya sabemos lo suficiente como para entender que la infinita cantidad de personas cuyas vidas son menos afortunadas que la nuestra no merecen implícitamente ser invisibles", escribió el científico.

 

Pero otra vez menciona el merecimiento la valoración que es justamente un ejercicio de la interpretación yo por ultimo le muestro esta película: Robando coches dirigida por Bradley Kaplan https://www.filmaffinity.com/es/film160815.html para que comprenda que el libre albedrio no se trataba de neuronas sino de conciencias inventando su propia locura, claro que son pocas las que se atreven a  hacerlo Billy Wyatt (Emory Cohen) es un joven de un talento tremendo, pero un pasado turbulento lo lleva al centro masculino de Bernville Camp. Billy tendrá que abrirse camino a través de los peligrosos internos y un personal estricto y cruel, pero en su estancia allí aprende a inspirar a otros y a averiguar la verdad sobre sí mismo.

Yes que Billy quiere redimirse y en esa búsqueda salva a todo un reformatorio , atravesando a los presos enseñándoles a trabajar unidos superando sus diferencias entre negros, blancos o latinos, atravesando a los guardias  a lo que les hace brota cierta conciencia , atravesando a una enfermera drogadicta a la que justamente le respeta su libre albedrio  con el cual decide no acostarse con Billy y por ultimo siendo atrevesado por el alcaide de la prisión el cual manipula la conciencia de Billy para que deje de inspirar con sueños de libertad a los presos, pero Billy despierta se da cuenta de que la peor parte del sistema es justamente la que te adormece y consola y va por su amigo, le saca la mierda al alcaide y le pide perdón a su madre logrando su redención.

 

¿Que la redención de Billy era uno locura?  

Por supuesto

¿Qué  él no sabe de dónde viene toda esta intención?

Claro, si hablamos del imaginario colectivo el con toda su inteligencia no podría rastrear el misterio pascual judeo cristiano pero lo que sí sabe es lo que él ha recreado y esa es su película completa, enfrentando a un sistema, al que logra atravesar con su locura en una guerra de imaginarios  realmente hermosa dando cuenta de su conciencia y de su libre albedrio.

Pero el doctor no lo vea así, no puede reconocer que la ciencia en la que cree está  dada justamente por  su conciencia y que esta consciencia está renunciando a sí misma para dar pasó al ciborg y entonces yo comprendo porque se suicida Arguedas, porque con un disparo mato su cuerpo pero su conciencia sigue plena como un picaflor en la casa de las pampas de comas.     

 

 

       

Herbert Soto

https://www.facebook.com/reel/1144758200039829

https://www.facebook.com/messenger_media/?attachment_id=1092038758674383&message_id=mid.%24cAAAAAHwHlX-Ud7YcdWORnC-VOaQK&thread_id=1120828034

      El cero y la cuadrícula la aportamos nosotros al mundo, Europa recién a partir del 1200 incorpora las bases a sus muy deficientes sistemas de numeración el cero y el ábaco que así ves se funda para su mejor operativa dad con el aporte del cero. De donde Hegel saca Hegel que merecían formar parte de la historia de la humanidad: Europa, medio oriente, Asia y el norte de África???... Y los demás qué?.. Sus territorios estaban vacíos, no había gente?.

 

Comprendo que el cero se toma de la india por los árabes y llega muy tarde a Europa, esto de la matemática inka es nuevo para mí  y me fascina, por lo mismo no podemos culpar a Hegel por no poner en su mapa cultural a los pueblos originarios de Abya Yala porque el trabajo con la información  que le brindo su tiempo, ahora el espíritu absoluto de Hegel es fundamental para traspasar toda concepción se sujeto y objeto y absolvernos de ella , el problema es que caigamos en la noción de superioridad que fue lo que destruyo a Europa. El baile de los vampiro no acaba porque que occidente caiga de hecho lo que estados unidos nos propones no es un baile de vampiros sino una juerga de ciberzombis y Rusia con sus hombres oso no podrá contra esa juerga  al menos que lo destruya todo, por esto toca biotejer y establecer comunidades que integren a Oriente y occidente desde sus propias cosmovisones sino los superamos simplemente no habrá futuro.   

 

no, no hablko de superioridad

Enter

Herbert

 

me refiero al hecho de negar a estos pueblos de algo que pudieron aportar

Enter

Enviaste

Y ahora te puede dar la razón con el atenuante que Hegel trabajo con la informació que tenia en su tiempo

Enter

Herbert

 

no hablo de propiedad,por que en sus relaciones economicas los pueblos de la antigua america, emplearon sistemas compatibles en susnecedidades de intercamnbio

Enter

Herbert

desde mexico hasta el sur

Enter

Herbert

cual es la necesidad de negar este hecho histórico

Enter

Herbert

 

no habia información acaso?

Enter

Enviaste

Si eso es cierto yo si hablo de propiedad pero para abolirla volviendo a un intercambio de favores comunitarios.

Enter

Enviaste

¿Porqué se invisibilizo esa información? Pues no creo que al liberalismo le haga mucha gracia la organización comunitaria de los pueblos en el Abya Yala

 

Enter

Herbert está escribiendo

no hablo de propiedad,por que en sus relaciones economicas los pueblos de la antigua america, emplearon sistemas compatibles en susnecedidades de intercamnbio

Enter

Herbert

desde mexico hasta el sur

Enter

Herbert

cual es la necesidad de negar este hecho histórico

Enter

Herbert

 

no habia información acaso?

Enter

Enviaste

Si eso es cierto yo si hablo de propiedad pero para abolirla volviendo a un intercambio de favores comunitarios.

Enter

Enviaste

¿Porqué se invisibilizo esa información? Pues no creo que al liberalismo le haga mucha gracia la organización comunitaria de los pueblos en el Abya Yala

Enter

Herbert

 

Si "toda la rama del saber" y cuanto más el conocimiento aquiere vida y pasion en nosotros y nos obliga a seguir investigando por arriba y abajo en toda su completa estructura el mismo... (Goethe).. por que no se devela de una ves el misterio de que no todo es Europa

Enter

Herbert

los marxistas son cerrados completamente en este aspecto

Enter

Herbert

no hubo escritura dicen

Enter

Herbert

 

no hay testimonio, pruebas

 

Enter

Enviaste

Ese misterio ya se develo, y lo develo la propia Europa en la posmodernidad y entonces no toca ahora develar lo ya develado sino construir nuestra religión, nuestro arte, nuestra filosofía, nuestra ciencia, no darla como ya creada sino mas bien recrearla a nuestra contemporaneidad

 https://www.facebook.com/herbert.soto.12/videos/4152645330697 

      

No hay comentarios: