viernes, 2 de diciembre de 2022

La dialéctica en el comunismo complementario

 

La dialéctica  en el comunismo complementario

 

Recuerdo cuando hablaba con un filósofo en el búho rojo y yo quedaba impresionada porque él me decía que todo se reduce a una idea, yo le discutía y él decía que el arte no intenta expresar  una idea sino expresar el ser, y él se reía para él era claro todo se reducía a la idea, yo realmente estaba confundido porque a él se lo identificaba como un filósofo materialista, ahora comprendo aun los marxistas tendrán que ir a la filosofía clásica occidental y lo que encontraran es que hay una sustancia primera la existente  individual y una sustancia segunda esencial donde encontraremos a la idea, y entonces no se podrá salir de la dicotomía existencia esencia, aunque comprendamos que hay una sustancia primera material existente, nada se podrá decir de ella sin la segunda sustancia ideal esencial, así muchos entenderán la filosofía como idealista y materialista, si para Platón primero es la idea como lo real y el mundo es una copia para Aristóteles, lo real es lo existente y lo ideal surge de una abstracción de lo existente, donde lo que queremos es concebir lo esencial   así también para los materialistas la idea es un epifenómeno de la materia y para los idealistas la materia es un despliegue de la idea en un búsqueda espiritual de autoconocimiento de la idea misma pero ¿No hay más que idea y materia?

Gracias a la investigación de Heidegger sabemos que hemos olvidado el ser y  el ser no es idea ni materia. ¿Qué es el ser entonces? Es decir ¿Qué  es lo real? Sabemos que el ser se manifiesta  en todo ente porque el ser es lo que permite la existencia de toda entidad, pero al no ser una entidad, el ser no tiene esencialidad, es decir que no nos podemos hacer ninguna  idea del ser y entonces nos queda decir que el ser es nada ya que carece de toda entidad de toda cosa, de todo objeto, pero ¿Que es la nada? Pues nada para que hacernos problemas pero la cuestione es que en la  nada siempre hay algo, es decir que en la nada siempre encontramos el ser, si decimos que la nada es ausencia de ser, es como decir que la oscuridad es ausencia de luz, pero si no hubiera luz no podríamos saber que esta oscuro, es decir que nunca hay  una oscuridad completa siempre hay algo de luz para saber que esta oscuro,  siempre  hay algo de calor para saber que hay frio, siempre hay algo de ser , alguna entidad para saber que estamos en la nada  y entonces el ser y la nada son lo mismo y cuando devine la entidad estamos en el ser y cuando la entidad  se descompone estamos en la nada pero en la nada siempre hay ser , siempre hay algo y en el ser siempre hay nada, si comprendemos los transcendentales del ser, bondad,  belleza, verdad, unidad  comprenderemos que invertidos hay maldad, fealdad, falsedad, multiplicidad y entonces el árbol de la ciencia del bien y del mal es un solo árbol y del surge tanto el bien como el mal y aquel que conoce el bien es porque conoce el mal, no como un conocimiento  exterior sino como un conocimiento interior de sí mismo.  Y esto lo hace estar obligado a cuidarse a sí mismo y de sí mismo porque el bien se puede invertir en mal en cualquier momento y felizmente el mal se puede convertir en bien.

Aquí es donde nos rendimos ante Hegel porque l introduce algo a la filosofía que la filosofía no había reflexionado realmente y eso es el espíritu, lo que nos da la posibilidad de invertirnos y convertirnos    he aquí nuestra libertad y la verdadera fundación del hombre moderno, un hombre que está  más allá  del bien y del mal, porque el espíritu supera el bien y el mal en la santidad  es decir en el espíritu absoluto, absuelto del devenir del ser y del no ser, supera toda historia y se realiza   como lo que realmente es, porque el ser es  Espíritu.

 

¿Qué es el Espíritu?

Una metáfora de la respiración exhalamos nuestro ser y nos invertimos  en no ser, inhalamos desde el no ser y nos convertimos al ser.

1(exhalamos el ser)→0(inhalamos desde el no ser)→1

Muchas culturas lo han comprendido antes de la idea y la existencia material está  el ser

·          De hecho encontrar el Dharma es encontrar esta respiración y los hinduistas practican y practican el pranaiama  prāṇāyāma, en el sistema AITS (alfabeto internacional para la transliteración del sánscrito).1

·         प्राणायाम, en escritura devanagari del sánscrito.1

·         Pronunciación: /pranáiama/ o /pranaiáma/.1

Etimología[editar]

El término sánscrito pranaiama significa ‘control de la respiración’1

·         prāṇá: aire, respiración, vida, aire inspirado, fuerza vital2

·         iāma: control

Según algunos grupos de yoga, pranaiama significaría ‘expansión de la respiración’:

·         prāṇá: respiración;

·         āiāma: estirar, extender; detener; expandir la longitud (ya sea en el espacio o en el tiempo), la duración de una respiración

 

En el taoísmo tenemos el ki en una secuencia del Yin Yang que es una secuencia de inspiración de energía yin y de expiración de energía yang  

 El yin y el yang (en chino tradicional陰陽pinyinyīnyáng) son dos conceptos del taoísmo, que son usados para representar o referirse a la dualidad que esta filosofía atribuye a todo lo existente en el universo. Describe las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas. El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración.1

Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista. En este sentido, la categorización solo lo sería por conveniencia. Estas dos fuerzas, yin y yang, serían la fase siguiente después del tao, principio generador de todas las cosas, del cual surgen.

 

 

 En particular, el budista Anapanasati Sutta, también conocido como el “Discurso Sobre la Plena Consciencia de la Respiración”, detalla las instrucciones de Buda sobre cómo usar la respiración para cultivar el enfoque y la atención plena. 

La leyenda dice que Buda pronunció este discurso en una noche de luna llena ante una multitud de aproximadamente 1.000 monjes. 

En el Sutra, Buda nos enseña que el primer paso para transformar nuestro miedo, ansiedad y mente inestable es simplemente prestar atención a nuestra respiración, tal como es. 

Traemos plena consciencia a la respiración y notamos que entra por las fosas nasales y que fluye por las fosas nasales. 

Nos enfocamos en la respiración que entra y la respiración que sale. 

 

Inhalando, calmo mi cuerpo y mi mente.  Exhalando, sonrío. morando en el momento presente, sé que es un momento maravilloso. 

 

En la cultura andina estamos en una reciprocidad con la naturaleza     respirando con ella intercambiando energías, Illay  camac, hasta lograr el samay como un respiración clamada y liviana en hayni en reciprocidad con la naturaleza evitando todo jucha   toda vibración que entre en conflicto.

Racionalidad andina Los principios de equilibrio y armonía se manifiestan tanto en lo interior como en su entorno; convirtiendo al mismo tiempo al ambiente en un hábitat natural y una expresión simbólica de la espiritualidad [8]; en donde se destacan categorías y paradigmas, leyes y principios como los siguientes: - Relacionalidad del todo: es uno de los rasgos fundamentales de la cosmovisión andina, como principio sostiene que todo está de una u otra manera relacionado, vinculado o conectado con todo; nada permanece aislado o separado [2, 4]. - Correspondencia: respetando el principio de relacionalidad, se plantea que cada objeto o fenómeno puede ser comprendido analizando sus dos opuestos correspondientes; en donde cada uno necesita del otro para encontrar su significado o sentido, es así como si no existiese la noche y todo fuera claridad no se podría comprender el sentido de la claridad del día [2, 4]. - Complementariedad: es un principio de inclusión de opuestos para formar un todo integral. Se incluyen a los opuestos que son complementarios y que no son contrapuestos, ni mutuamente excluyentes [2, 4]. De cierto modo el principio de complementariedad es un alcance de los dos principios anteriores, ningún ser, objeto o acción existe aislado, sino siempre en coexistencia con su opuesto-complemento. Se trata del yanantin o dualidad complementaria [9], López Austin citado en Zuckerhut aplica este principio en la división del cosmos en partes celestes masculinas (los estratos superiores del cielo, asociados con lo luminoso, caliente y seco) y partes terrestres femeninas (los pisos inferiores, el inframundo, connotados con oscuro, frío y húmedo) [10]; expresa la dualidad y unidad [11, 12]. - Reciprocidad: el principio de correspondencia se expresa a nivel pragmático y ético; a cada acto le corresponde como contribución complementaria un acto recíproco; y ético no solo ligado al ser humano, sino abarcando dimensiones cósmicas [2]; otra forma de concebirlo es el dar y recibir o dando y dando [4]. - El principio de ciclicidad cuestiona la concepción occidental de la linealidad del tiempo que implica al mismo tiempo progresividad, irreversibilidad y cuantificabilidad. El principio cíclico sostiene que el Pacha que es espacio-tiempo se manifiesta en forma de una espiral en movimiento permanente hacia atrás donde está el futuro; es decir se puede ver solamente lo hecho, el pasado; una suerte de utopía retrospectiva caminando de espaldas, en una expresión metafórica que fija los ojos en el pasado como punto de orientación [11, 13], la persona avanza por la vida caminando de espaldas.

En la cultura griega de hecho antes del eidos filosófico en el arte en especial en el teatro los principios dionisiacos y apolíneos daban cuenta de una respiración agonica, una respiración de constante lucha, de la que da cuenta tanto Homero, Hesiodo como los dramaturgos clásicos.

En el judeo Cristianismo la fuerza vital viene de Dios el Ruah

 

(Espí­ritu Santo, pnenma). Palabra hebrea que significa “espí­ritu” (en griego pneuma). Hemos estudiado en otras entradas el sentido básico del espí­ritu y del pneuma. Ahora recogemos algunos aspectos distintivos de la experiencia del espí­ritu en la Biblia hebrea, tomando como base la palabra ruah. (1) Comparación. Griegos e israelitas. La cultura hebrea no está muy alejada de la griega, como muestra el sentido y evolución de esta palabra. Ruah se puede traducir como “viento, espí­ritu”, y se encuentra muy cerca del pneuma griego: es el viento original y misterioso, imprevisible, omnipresente; es el aire, realidad fundante, divina y numinosa, en la que se asienta todo lo que existe. Es el humo de un incendio, expresión del gran fuego que todo lo destruye; pero es, a la vez, el aliento donde todo nace y recibe su sentido. En ese contexto, debemos recordar que, en contra de otros pueblos, Israel no ha tendido a divinizar el viento como aislado, convirtiéndole en un dios junto a otros, en el interior de un panteón de dioses cósmicos. Al contrario, Israel ha partido de una concepción casi divina del viento y lo ha ido des-divinizando progresivamente, hasta convertirlo en agente de Dios o sí­mbolo de su presencia y acción entre los hombres. En este contexto se puede trazar un paralelo significativo: los griegos desmitifican el espí­ritu, para concebirlo como una realidad cósmica o para ponerlo bajo el poder del pensamiento (de la nolis racional, que todo lo conoce, porque tiene una raí­z divina); los hebreos lo desmitifican haciéndolo expresión de la presencia de un Dios personal que dialoga con los hombres. “Es verosí­mil que, a causa de lo que se puede llamar mentalidad primitiva, el viejo Israel haya conocido en su con texto histórico-geográfico la divinización de diversas fuerzas naturales: todo lo que tiene un gran poder es numinoso y revela la presencia de un alma. Se podrí­a, pues, hablar muy bien de espí­ritus del desierto, del mar, de la tempestad, etc. No está excluido que en la literatura de Israel se encuentren restos de la así­ llamada visión animista del mundo. Pero, significativamente, a estos demonios (espí­ritus del desierto, etc.) no se les conoce jamás con el término de ruah. La ruah designa, más bien, una fuerza de la naturaleza, y se expresa con su mismo nombre: es el viento… Es poco verosí­mil que los hebreos hayan partido de un aspecto material y casi cientí­fico del viento para espiritualizarlo luego. En contra de eso, debemos reconocer que el viento era un elemento muy apropiado para hallarse espiritualmente divinizado en la mentalidad primitiva. Todo nos permite suponer que el término ruah tení­a resonancias espirituales… porque, en su mismo sentido de viento, presentaba ya un significado espiritual. Se puede pensar que si este término ha tenido un despliegue extraordinario, no ha sido a causa de sus notas objetivas (como viento fí­sico), sino a causa de su carácter divino…” (D. Lys, 337).

(2) Ruah, la acción de Dios. No empieza siendo un término fí­sico, bien objetivo y preciso, que después se convierte en signo de la acción de Yahvé, sino que es desde el principio algo misterioso, espiritual y material al mismo tiempo, cósmico y divino; en ese sentido, puede presentarse como expresión de la unidad más honda que vincula a Dios y al mundo. Quizá pudiéramos hablar de una totalidad sagrada, de un espaciotiempo abarcador que rodea y vincula a Dios y a los hombres, en la misma lí­nea de Grecia donde el pnetuna puede evocar la totalidad divina en la que estamos inmersos. Pero a través de un proceso de reconocimiento histórico y de diálogo con Dios, la ruah ha venido a dualizarse, apareciendo por un lado como realidad creada (puro viento, aire cósmico) y por otro como sí­mbolo de la presencia actuante de Yahvé. En ese segundo aspecto se puede hablar incluso de una personificación de la ruah, como vemos ya en 1 Re 22,20-22, donde Yahvé dialoga con el “ejército de los cielos”, es decir, con la corte divina de sus ángeles-espí­ritus a los que pide consejo so bre la manera de destruir a Ajab, el rey israelita. “Entonces se adelantó el Ruah, se puso ante Yahvé y dijo: “Yo le engañaré”. Yahvé le preguntó: “¿De qué modo?”. Respondió: “Iré y me haré ruah de mentira en la boca de todos sus profetas”. Yahvé dijo: “Tú conseguirás engañarle. Vete y hazlo así­”” (1 Re 22,20-22). La ruah está aquí­ personificada de forma masculina (en general el término suele ser femenino, con sentido más bien impersonal). Este Ruah, que aparece aquí­ como un ser independiente, que dialoga con Dios (como un gran Angel de su corte), representa la misma acción de Dios que puede presentarse como fuerza destructora para los perversos. Estamos ante una visión sacrodemoní­aca de Dios, que puede presentarse como fuerza de engaño y destrucción para los perversos, en el principio de una lí­nea que lleva al discernimiento de los espí­ritus, a la separación de poderes sagrados, positivos y perversos (dualismo*). En este caso, Dios utiliza su mal espí­ritu para destruir a los perversos. Este discernimiento de los espí­ritus nos sitúa ante el enigma de la ambivalencia de la ruah, que se vinculará más tarde a los buenos y malos espí­ritus, a los dioses y diablos, ángeles y demonios. En las reflexiones que siguen destacaremos el aspecto positivo de la ruah. (3) Notas de la ruah. Ella es, casi siempre, ambivalente: indica, por un lado, un fenómeno del cosmos (como el viento que Dios envió, según Ex 14,21, para separar las aguas del mar de los Juncos); pero, al mismo tiempo, expresa algo que es propio de Dios, como en 2 Sm 22,16, donde se dice que fue la misma respiración de Dios (el soplo de sus narices) la que secó las aguas del mar. Posiblemente, ambos lenguajes son complementarios. Viento y aliento aparecen por un lado como obra de un Dios trascendente y por otro como su presencia concreta en el mundo. Sólo hay un Dios que es trascendente (no se identifica con nada que podamos representar o pensar, no se puede fijar en estatuas o signos del cosmos); pero, al mismo tiempo, este Dios actúa de una forma poderosa, creadora, de manera que el viento del mundo (y el aliento del hombre) se conciben como un momento de su acción, pudiendo convertirse en sí­mbolo de su presencia salvadora. La Biblia sabe que la respiración del hom bre es presencia de la ruah de Dios (cf. Gn 2,7), de manera que todos los hombres tienen ruah, de un modo que podemos llamar ordinario. Pero hay algunos que la tienen o reciben de una forma extraordinaria, de manera que pueden realizar grandes obras. El hombre al que Dios concede la ruah queda capacitado para realizar empresas imposibles para otros: el hombre de ruah puede interpretar los sueños (Gn 41,38) y predecir las cosas futuras (cf. Nm 24,2), venciendo en la guerra (profetas* carismáticos); pero, sobre todo, el hombres de ruah puede dialogar con Dios, en cuya presencia vive. Desde esa base podemos evocar tres rasgos básicos de la presencia y actuación del Espí­ritu, como fuerza creadora, salvadora y escatológica.

(4) Fuerza creadora. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era algo caótico y vací­o, pero la ruah de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas (Gn 1,1-2). Sin el soplo directo de Dios, la realidad del mundo es caos. Sin su ruah el hombre muere: pierde su aliento, se agota su vida y se convierte en un cadáver. Sólo el aliento de Dios ofrece vida y orden al caos subyacente de las cosas. Aquí­ no se habla sólo de una acción primera de Dios que por su voluntad y palabra ha suscitado el mundo para siempre, en el principio, sino que se habla de una acción y presencia permanente de Dios. El mundo en sí­ carece de orden, fondo o consistencia. Existe, y es distinto de Dios; pero no puede mantenerse ni alcanzar sentido por sí­ mismo. Pero la ruah de Dios está presente y hace que el mundo se convierta en lugar y habitación, camino y vida para el hombre. En un sentido, la realidad existe y es distinta de Dios; pero en su verdad más honda, ella sólo adquiere ser y existe por el aliento de Dios que la sostiene. El cometido del aliento de Dios en Gn 1,2 es, ante todo, de carácter vivificante: hace milagrosa y libremente que la vida exista. Debemos precisar que esa vida no se limita a la animación de vivientes superiores e inferiores (animales y plantas), sino que ella está presente en todo lo que existe, en cuanto opuesto a la nada y a la muerte. La ruah es presencia creadora: es la misma realidad de Dios como cercano y actuante (cf. Gn 2,7). Utilizando una terminologí­a moderna, podrí­amos decir que la misma realidad del mundo (naturaleza) se encuentra apoyada y sostenida por la gracia (presencia vivificante de Dios). No hablamos así­ del Dios en sí­; tampoco existe el hombre (el mundo) por sí­ mismo. Existe (desde nosotros) un Dios para el mundo (Dios que sostiene el mundo con su ruah); y existe un mundo en Dios (fundado en la ruah divina). A Dios se le conoce por su ruah (su acción); el mundo existe sólo en cuanto está fundamentado en esa acción divina.

(5) Fuerza salvadora. Recordemos los textos clásicos: “Moisés extendió su mano sobre el mar, y Yahvé hizo soplar durante toda la noche una fuerte ruah del este que secó el mar y se dividieron las aguas” (Ex 14,21). “El fondo del mar quedó a la vista, los cimientos del orbe desaparecieron, ante la increpación de Yahvé, al resollar la ruah en sus narices” (2 Sm 22,16). La ruah creadora se convierte en fuerza salvadora. Aquella actuación de Dios que concedí­a vida y realidad al mundo se presenta ahora como potencia que libera, abriendo un camino de salvación para los hombres. El Antiguo Testamento desconoce la división de unos hechos naturales (creación) y otros sobrenaturales (salvación): todo es natural, es presencia de Dios, actuación de su ruah sobre el mundo, y todo es, a la vez, sobrenatural, pues el hombre y el mundo se basan en algo más grande que ellos mismos. La reflexión de Israel ha percibido la fuerza de la ruah creadora y salvadora de Dios como ligada de una forma especial al surgimiento del pueblo en tiempo de los Jueces. Cuando parece que Israel se pierde, cuando sufre dominado por las fuerzas enemigas de este mundo, Dios impulsa por su ruah a unos hombres (jueces*) que destacan en la guerra y que liberan a los suyos de la mano esclavizante de otros pueblos (cf. Je 3,10; 6,34; 11,29; 1 Sm 11,6; etc.). La ruah de Dios se despliega en el camino de los hombres, y lo alienta, lo promueve, lo sostiene. De esa forma, los israelitas han superado el nivel de la esclavitud agobiante de la naturaleza que, aun estando sostenida por la ruah de Dios, somete a los hombres a sus ritmos eternamente iguales. Ellos se han liberado de la naturaleza, para penetrar en el campo de la historia donde la ruah de Yahvé dirige al hombre hacia un futuro enriquecido por la esperanza del mismo Dios que viene. (6) Fuerza escatológica. Israel ha sentido que el presente está cuajado de opresión, de esclavitud, pecado y desengaño. Pero la ruah de Dios es poderosa. Su acción debe suscitar algo que es nuevo. Como expresión de su fuerza creadora surgirá el rey mesiánico. “Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y brotará un retoño de sus raí­ces. Reposará sobre él la ruah de Yahvé, ruah de sabidurí­a e inteligencia, ruah de consejo y fortaleza, ruah de ciencia y temor de Dios…” (Is 11,1-2; dones* del Espí­ritu). La ruah se concibe aquí­ como presencia de Dios sobre el Mesí­as y sobre el pueblo mesiánico. Su fuerza será fuerza de justicia: salvará a los pobres, será redención para los débiles. Así­ añade, ya de forma personal, el Tercer Isaí­as: “La ruah del Señor Yahvé está sobre mí­, porque Yahvé me ha ungido. Mc ha enviado a anunciar la buena nueva a los pobres, a vendar los corazones rotos; a pregonar liberación a los cautivos; libertad para los presos; a pregonar un año de gracia de Yahvé, dí­a de venganza de nuestro Dios” (Is 61,1-2). La justicia rnesiánica se interpreta en términos de liberación. La ruah conduce a los hombres al encuentro con Yahvé, un encuentro que supone castigo para los opresores y bendición para los pobres y perdidos. Así­ lo ha visto Ezequiel cuando nos habla de los huesos muertos de su pueblo: “Así­ dice el Señor a estos huesos: He aquí­ que yo voy a hacer entrar la ruah en vosotros y viviréis. Os cubriré de nervios; haré crecer sobre vosotros la carne; os cubriré de piel, os daré una ruah y viviréis; y sabréis que yo soy Yahvé” (Ex 37,6). Esta vida nueva que aquí­ se promete es “resurrección integral”, interior y exterior, individual y comunitaria, dentro de este mundo. Es creación interior, pero llena y transforma al hombre entero: “Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; os purificaré de todas vuestras manchas y de todos vuestros í­dolos. Y os daré un corazón nuevo, infundiré sobre vosotros un ruah nuevo; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi ruah en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos…” (Ez 36,25-27). Dios habí­a infundido en el hombre su Espí­ritu, pero no lo habí­a dado del todo; Dios habí­a estado con los hombres, pero no se habí­a comprometido con ellos plenamente. Ahora el profeta descubre y promete la presencia plena de su Espí­ritu. Desde ese fondo, desde la esperanza abierta hacia el futuro del Espí­ritu, que es futuro del Dios que viene al pueblo y futuro del pueblo que renace en Dios, se entienden las palabras de la profecí­a de transformación final: “Sucederá después de esto que yo derramaré mi ruah en toda carne; profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos tendrán sueños sagrados, y vuestros jóvenes verán visiones. Hasta en los siervos y las siervas, derramaré mi ruah aquel dí­a” (J1 3,1-2). El hombre se halla abierto ante el futuro del Espí­ritu, es decir, abierto ante Dios. Por eso, todo el pueblo (unido a la misma creación) viene a interpretarse como realidad expectante, centrada extáticamente en el futuro del Dios que viene. No nos interesa señalar ahora los aspectos del futuro que suscita la ruah de Dios; sólo queremos decir que es un futuro salvador y cumplimiento de la creación primera. Desde aquí­ advertimos que la creación no es realidad que se encuentre ya acabada; Dios no es la santidad actual del mundo (garantí­a de aquello que ahora existe). Dios es ámbito de futuro creador para los hombres. Esto es lo que significa ahora la ruah, como sabrá y ratificará desde otra perspectiva todo el Nuevo Testamento.

 

(Cf. J. FERNíNDEZ LAGO, El Espí­ritu Santo en el mundo y en la Biblia)

 

 

 

 

 

La filosofía occidental nos dejó  la atención en la idea, pero hay otras filosofías que nos llevan todas de una u otra forma al espíritu, que comprendemos nosotros como el respirar del ser en su devenir de ser y de no ser en el cual se crea todo.

 

Esto nos da procesos dialecticos distintos

Dialéctica positiva

La dialéctica socrática que va de una ironía a una mayéutica podría ser una dialéctica de una paso al no ser en el ironía al ser en la mayéutica el problema es que no llega al ser sino a la idea exceptuando algunos mitos platónico, entonces una dialéctica positiva que sea ontológica  necesita del mito y del rito para elevarnos al ser y lograr la experiencia del misterio tremendo fascinante.

 

Dialéctica negativa

Adorno propone esta dialéctica como aquella que rehúsa toda síntesis, toda posibilidad de cierre, de conclusión, dejando abierta la pregunta, en una constante negación, que a nuestro juico revela la  inconsistencia ontológica de nuestra existencia el no ser, en constante violencia y contradicción interior.

 

Dialéctica neutra

El advaita hindu , la comunión donde se logra realmente la síntesis la reconciliación , con la sintransferencia, la sintergia, la sincronicidad, la sincausualidad, que no se logra en un discurso racional, ni en una catarsis  irracional sino en un acontecer del ser y del no ser supra racional que supera lo racional y lo irracional pasando por ellos en una alteración y contra alteración de sistemas ocasionando una biodramaturgia.

 

Pasando de lograr arcas de libertad, comunidades familiares

A un biotejido de comunidades en un comunismo complementario

Donde el ser traspasa al no ser generando un nuevo ser o el no ser traspasa al ser generando un nuevo no ser.

 

En la dialéctica idealista Hegel comprende este traspaso pasando del no ser al  ser generando el devenir, la esencia y el concepto, razonando como un concepto va superándose hasta logra la idea integrando en el todos los pasos anteriores.

En la dialéctica materialista que es una lucha de clases por los medios de producción se trata más bien de eliminar al otro, no de integrarlo, aunque se intente luego una integración superadora en la practica la violencia trauma y hace imposible toda integración.    

 

Nuestra dialéctica pasa por una transferencia y retransferencia

Por una contratransferencia →←  

Y por una sintransferencia ←→  

Lo que se transfiere es el ser ya sea como energía en el trabajo

Libido en la relación sexual

Ki como estructura consciente de nuestro respirar la energía

Emociones polarizando y despolarizando

Logos logrando diversos discursos

Ideas

Y el ser en sí mismo que es todo esto en una entidad organizada o en un campo ontológico entrópico, sabiendo que el ser que supera el campo ontológico integrándose es el amor que es Dios mismo.

Así nuestra dialéctica es ontológica y es una adialéctica es decir una vuelta al ser desde el devenir, lo cual solo se logra realzando todos los espíritus:

1→0→1 = 1 Ser Espíritu absoluto

1→0→1→0→1→0=10 Espíritu revelado

1→0→1→0→1→0→1→0→10=101 Logos Espíritu subjetivo  

1←0←1←0←1←0←1←0←1010→1→0→1→0→1→0→1→0 =1010 Amor

Espíritu objetivo →←  Espíritu desintegrado 0 0 Espíritu Santo ← Espíritu infernal →

Espíritu integrado  ←→

0→1→0→1→0→1→0→1→01=010 Poder Anti espíritu subjetivo

0→1→0→1→0→1=01 Deseo Anti espíritu revelado

0→1→0= 0 No ser Anti espíritu absoluto

 

Nuestras comunidades son un infierno donde se experimenta todas las posibilidades ontológicas siguiéndolas experiencias del arte del biotejido Experiencia cero, rito, mito, representación, diacrítica, alteración de sistemas, biodramaturgia, comunión.

Comprendiendo que la comunión supera todo comunismo

Pero que en el mundo toda comunión se pervierte en un ansia de poder olvidando el ser

Así  que devenimos siempre en comunistas cuando intentamos administrar el ser y dejamos de respirar orgánicamente.

Nuestra base es clara el ser y el no ser son complementarios

Una verdadera comunidad no destruye la iniciativa individual

Pero en el mundo las comunidades se pervierten dando paso a los comunismos o a los individualismos pudiendo haber no solo individuos capitalistas sino  comunismos capitalistas, que en el paso del ser al no ser, quedan atrapados en el no ser llenando el vacío con mercancías.

Buscamos el ser y esto nos lleva al fascismo ácrata lo invertimos y logramos el anarquismo corporativo lo convertimos y logramos el capitalismo espiritual, nos volvemos a invertir y estamos en el comunismo complementario, que Dios tenga misericordia de nosotros y su Ruah nos convierta a nosotros sus enemigos  por fin en su iglesia dispuesta a ser traspasada por su reino. 




Diacriticas 


 Joel Agon

Mi pregunta es: En la comunidad del comunismo complementario, es pos capitalista o anti capitalista? La influencia de la modernidad es tan arraigada en la psique humana que es difícil desprenderse tanto de las categorías económicas de occidente, como de su logos en cultura y racionalidad. Solo por mencionar dos pensadores occidentales, Kant y Hegel, dos pensadores que influenciaron a occidente, el primero lo uso la burguesía para acabar de una vez por todas con la metafísica y es Kant un anti metafísico(aunque claro aquí hay matices). Y al segundo Hegel, que fue re interpretado por un joven llamado Marx, el cual llama como un profeta a la "luchas de clases"...Leí que tú sistema parte de la NO RACIONALIDAD, es decir, podría desvincularse de las influencia solo por decirlo de estos dos filósofos. Sin mencionarte que toda la "estructura" económica de la sociedad del capital, parte de la escuela clásica y neoclásica en economía.
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  • 21 h
  • Christian Franco Rodriguez
    Joel Agon Gracias por preguntar, yo parto de la respiración ontológica el ser exhala y tenemos el no ser el ser inhala y tenemos el ser prima, para mi esta claro que esta respiración ontológica solo se logra en Jesucristo y su misterio pascual, pero seria estúpido de mi parte entrar en una discusión de ideas de suma cero para demostrar que mi idea es la mejor o en una discusión material para que sepas que tengo la razón , la idea es respirar y recrear el misterio pascual y si respiramos hay una religión natural , hay una religión, artificial, hay una religión revelada y una religión encarnada y cada una de las respiraciones fue importante para el proceso, y cada una llevo a una existencia Dasein y a una esencia Resein, lo siguiente es la respiracion del espíritu revelado y ahí tendré toda la respiracion en el registro del real imaginario judeo cristiano y toda la respiración grecolatina en el registro del real simbólico, lo que me llevara la respiración del ser cristiano en un estilo paleocristiano, románico gótico, hasta legar al no ser en el renacimiento donde esta el fundamento de la metafora, para volver al ser con lo barroco neoclasico y romántico donde le vehículo prima, luego vendra la estructura del no ser con las vanguardias, el ser con el arte conceptual y el no ser con el arte medial biotegnológico, lo mismo con la filosofía donde respiro inhalo el espíritu revelado, para poder conceptualizarlo y llegar al espíritu subjetivo y esto me llevara a todo el proceso filosófico partiendo del real imaginario mítico en cada logos confucionismo-taoísmo, andino-latino, dionisiaco-apolineo, dhramico-budista, judeo-cristiano, y del real simbólico respresentado por Socrates, Platón Aristóteles, con lo que tendré el espiritu absoluto de la patrística cristiana en San agustín,el espíritu revelado con la escolástica cristiana con Santo Tomas, el espíritu subjetivo en kant y Hegel, el espíritu objetivo en Marx , el anti espíritu con la pos modernidad Derrida, Foucault, Deleuze, Lacan, Simone beauvoir que se basa en Nietzsche y Heidegguer , el espíritu desintegrado con Zizek, Butler, transhumanismo y el espíritu integrado a donde nosotros llegamos , por lo mismo estoy influenciado por todos los filósofos en especial por los que menciono pero los supero respirando y vuelvo al origen y me integro siendo mi filosofía racional y no racional, es decir supra racional, lo que hago es saborear el espiritu mi respiración y la creación que se da al respirar ontológicamente por esto mi filosofía es una filosofía del sabor espiritual, no de la idea racional ,no de la materia irracional pero la idea y la materia se dan en la respiración.
  • Christian Franco Rodriguez
    Ahora ¿Es el comunismo complementario capitalista o pos capitalista o anti capitalista? Si respiramos el capitalismo pasara, y si seguimos respirando el pos capitalismo pasara también, yo comprendo el pos capitalismo como el neoliberalismo comprendiendo que todo pos es una antiespíritu es decir una inversión del espíritu un dasein y lo que pretende el neoliberalismo es esa inversión, donde todo mercantilismo queda superado liberándose en el mercado, lo que nos lleva una desintegración en el propio capitalismo entre los mercantilistas capitalistas conservadores y los liberales pos capitalistas, algo de esto hubo en la crisis entre el fujimorismo conservador y el liberalismo de PPK en el Perú, esta es la crisis que vivimos y debemos de respirar mas profundo y volver a la comunidad donde quede superado todo capitalismo , comprendiendo que el respirar del capital en su inversión de mercancías en el mercado y conversión de estas en valor, es el invertirse del ser en no ser y el convertirse del no ser al ser y entonces no es el dinero lo que se invierte sino en el nuestro ser para adquirir valor , demos ese valor de una manera mas consciente y no será necesario ni el mercado , ni el dinero, todo estará en saber que lo capital es lo espiritual y así recibir el soplo de los demás y soplar sobre la gente que amamos.

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