martes, 18 de abril de 2023

La revolución Dharmica de la Reina del Sur

 

La revolución Dharmica de la Reina del Sur

Si hoy se pude crear un vació  en el laboratorio que dé pie a todo un nuevo universo, ¿Acaso no se puede crear un vacío en el espíritu que bioteja un nuevo mundo? No fue esto lo que nos enseñó  el buda hace más de 2500 años.

Veamos esto con relación al trabajo:

POR UN MUNDO ABSOLUTAMENTE OTRO (Wolfi Landstreicher)

La vida desenfrenada, una aventura en el otro absoluto, requiere la destrucción total no solo de «mi» trabajo, sino también del concepto mismo de trabajo y la economía como la base de las relaciones humanas. —Jean Weir

Si el proyecto anarquista puede parecer incomprensible para aquellos que han aprendido a aceptar la necesidad de ser gobernados, que han aprendido a preferir la seguridad a la libertad, ese proyecto entendido en su totalidad, como el derrocamiento completo de todas las relaciones sociales basadas en la obligación y la compulsión, incluso puede ser incomprensible para muchos anarquistas. La idea de la destrucción del trabajo se encuentra con frecuencia con la incomprensión. Y esto viene en más de una forma.

La forma más frecuente de incomprensión que he encontrado cuando he hablado de la destrucción del trabajo es la que simplemente exclama: «¡Pero tenemos que comer!» De cierta manera, esta reacción es muy similar a la respuesta al llamado a la destrucción de prisiones, policías y estados que gritan: “¡Pero entonces la violación, el robo y el asesinato correrían desenfrenados!” Es una respuesta que surge del hábito: siempre hemos vivido de cierta manera. De esta manera, se dice que las instituciones específicas satisfacen necesidades específicas; por lo tanto, el trabajo y la economía son el marco institucional a través del cual se proporcionan los alimentos dentro del sistema actual de relaciones sociales, y no conocemos otros (excepto por rumores). Así que el pensamiento de un mundo sin trabajo evoca visiones de hambre precisamente en el punto donde se detiene la capacidad de soñar.

Otra forma de incomprensión implica confusión sobre lo que es el trabajo. Esto se debe en parte al hecho de que la palabra se puede utilizar de manera ambigua. De hecho, puedo decir que estoy «trabajando» en un artículo para WD o en una traducción. Pero cuando estoy haciendo estas cosas, de hecho, no funciona, porque no hay nada que me obligue a hacerlo, no tengo la obligación de hacerlo; los hago únicamente para mi propio placer. Y aquí es donde queda claro el significado básico del trabajo y su destrucción.

El trabajo es una relación social económica basada en la compulsión. Las instituciones de intercambio de bienes y productos ponen una etiqueta de precio a la supervivencia. Esto obliga a cada uno de nosotros a encontrar maneras de comprar nuestra supervivencia o de aceptar la absoluta precariedad de una vida de robo constante. En el primer caso, solo podemos comprar nuestra supervivencia precisamente mediante la venta de grandes porciones de nuestras vidas. Por eso nos referimos al trabajo como esclavitud asalariada: un esclavo es aquel cuya vida pertenece a otro, y cuando trabajamos, el capital posee nuestras vidas. Y con la dominación mundial del capital, cada vez más la totalidad de la existencia está impregnada por el mundo del trabajo: no hay un momento que sea nuestro, a menos que lo arranquemos ferozmente de las garras de este mundo. Si bien es cierto que la esclavitud asalariada no se puede equiparar con la esclavitud de los bienes materiales, también es cierto que los amos de este mundo, al referirse a nosotros como «recursos humanos», dejan muy claro cómo nos ven. Entonces, la supervivencia con una etiqueta de precio siempre se opone a la vida y el trabajo es la forma que toma esta oposición.

Pero el robo (y su pobre primo, el reciclaje de basura) no nos libera del trabajo. «Incluso robar bancos o reapropiarse bienes permanece dentro de la lógica del capital si el autor individual del hecho no tiene ya su propio proyecto en marcha» (Jean Weir). Y aquí está uno de los malentendidos más comunes de una perspectiva antitrabajo: confundir la evasión de tener un trabajo con el ataque al mundo del trabajo. Esta confusión se manifiesta en un énfasis práctico en los métodos para sobrevivir sin trabajo. Así, la supervivencia sigue prevaleciendo sobre la vida. Uno se encuentra con tanta gente ahora dentro de ciertas subculturas de influencia anarquista, que saben dónde están todos los basureros, todos los alimentos gratis, todas las tiendas fáciles de robar, etc., pero no tienen idea de qué hacer con sus vidas más allá de la supervivencia en las calles. La persona con una idea clara de su proyecto que, por ejemplo, decide tomar un trabajo temporalmente en una imprenta para aprender las habilidades y robar todo el material que necesita para comenzar su propio proyecto de publicación anarquista -dejando el trabajo tan pronto como se realicen sus tareas proyectuales- está actuando mucho más puntualmente contra el mundo del trabajo que el individuo que pasa sus días vagando de un contenedor de basura a otro, pensando solo en cómo ha evitado un trabajo.

El trabajo es una relación social o, más precisamente, parte de una red de relaciones sociales basadas en la dominación y la explotación. La destrucción del trabajo (en oposición a su mera evasión), por lo tanto, no puede ser realizada por un solo individuo. Quien lo intentó todavía se encontraría atrapada en el mundo del trabajo, obligada a lidiar con sus realidades y las elecciones que impone. Tampoco se puede destruir el trabajo por separado de la destrucción completa del sistema de relaciones sociales del que forma parte. Por lo tanto, el ataque contra el trabajo comienza desde nuestra lucha para volver a valorar nuestras vidas. Pero esta lucha se encuentra con los muros de la prisión que nos rodea en todas partes, por lo que debe convertirse en la lucha para destruir todo un mundo social, porque solo en un mundo que es absolutamente otro, lo que algunos llaman un «mundo del revés», nuestras vidas serán verdaderamente nuestras. Ahora podemos arrebatar momentos y espacios, y de hecho esto es necesario para darnos tiempo para reflexionar sobre lo que nosotros, como individuos, realmente queremos hacer con nuestras vidas. Pero la tarea de derribar los muros de la prisión sigue ante nosotras.

De hecho, el proyecto insurreccional anarquista, ya sea pensado en términos de trabajo, el estado, la familia, la economía, la propiedad, la tecnología, la religión, la ley o cualquier otra institución de dominación, sigue siendo el mismo. El mundo de la dominación es uno. Las instituciones forman una red, y uno no puede escapar a través de las grietas. Debemos destruir la red y aventurarnos a lo desconocido, habiendo tomado la decisión de encontrar formas de relacionarnos y crear nuestra existencia que es absolutamente otra, formas en que podemos experimentar ahora, pero solo en nuestra lucha por destruir este mundo, porque solo en este la lucha puede arrebatar el tiempo y el espacio que necesitamos para tales experimentos. Y al hablar de un mundo que es absolutamente otro, poco se puede decir. Cuando se le pregunta: «Pero si destruimos el trabajo, ¿cómo comeremos?», todo lo que uno puede decir es: «Lo descubriremos a medida que avancemos». Y, por supuesto, eso no es satisfactorio para aquellos que desean respuestas fáciles. Pero si nuestro deseo es hacer nuestra vida nuestra, y si esto requiere un mundo que es absolutamente distinto al mundo social en el que vivimos, no podemos esperar tener las palabras para ese mundo. ¿Dónde las encontraríamos? ¿Aquí?, ¿dónde incluso los primitivistas deben recurrir a comparaciones económicas y un recuento de horas de trabajo para valorizar su utopía? A medida que destruyamos el viejo mundo y experimentemos con nuevas formas de vivir, las palabras llegarán, si se desean. Sus sombras a veces son visibles en la poesía, pero si nos damos cuenta poéticamente de nuestras vidas, ¿desearemos aún las palabras?

Extraído y traducido del libro Willful Disobedience, Vol IV, pg. 236–239 (2002–2003) – Editado por Ardent Press (2009)

 

¿Qué es lo realmente otro?

El Espíritu y la Naturaleza, el Espíritu realiza su misterio pascual en el evangelio, la naturaleza realiza su misterio dharmico en el nirvana, la revolución es una inversión del misterio pascual que parte del hombre moderno haciéndose Dios revelando un falso absoluto en su subjetividad, por lo mismo las revoluciones son corruptas, están llenas de intereses, se traicionan a sí mismas y simplemente cambian de amo, pero lo evangelios son iguales y peores una vez entran en este mundo se determinan negativamente en la iglesia para determinar positivamente a la sociedad, tal represión en gran parte ya fue vencida por la sociedad laica y los escándalos pedófilos entre otros, revelan la negatividad que la iglesia guarda.

¿Se puede estar en este mundo sin corromperse?

No, es decir no se puede mantener la otredad, el buda abre un gran vacío que altera todos los sistemas, pero este nuevo mundo se va acomodando al ya establecido se invierte en el perdiéndose y es que si no lo hiciera su sobrevivencia no sería posible, luego de invertirse ¿Puede volver a sí mismo?  No del todo ya trae al mundo con él.

El misterio pascual realizado en la resurrección de Cristo llena de ser gracias al Espíritu Santo a su iglesia, la cual está  en este mundo pero no es de este mundo, más a los días será del mundo, volverá y pedirá perdón y será perdonada pero el mundo vendrá con ella.

¿Qué  hacer? ¿Cuidar de nuestra pureza para no contaminarnos? Nada más fariseo ¿Ser cínicos total todos están manchados? Eso es perder toda esperanza y con esto perdemos nuestra alma.

Lo que toca es una guerra de imaginarios interior una donde la revelación del reino de Dios que está en nosotros, lucha contra este mundo. He aquí la revolución dharmica.

Y el gran icono de esta revolución es Ghandi.

Que poco comprensible se hace a nosotros alguien que duerme con niñas desnudo para ser su madre, pero solo ahí yo veo la imagen de la naturaleza pura.

Que absurdo parece no denunciar judicialmente a tus agresores, pero que puede denunciar la naturaleza simple.

Qué  extraño es no devolver el golpe y resistir pacíficamente, pero no es acaso lo que hace la naturaleza con nosotros.

Y así todo Ghandi no deja de ser humano demasiado humano y de cernirse sobre él una sombra temible.             

Y es que imaginamos lo Santo como algo puro y no nos  damos cuenta que cuando creamos un nuevo mundo esté choca con el anterior originando una guerra de imaginaros esa es la guerra que se vivió  en el tiempo helenístico, Y que culmina con el cristianismo, esa es la guerra que se vivió en la modernidad   con todo el barroco y que culmine en el romanticismo con el hombre moderno como animal genial, esa es la guerra que vivimos ahora y que parece culminar con el ciborg, pero y si no culminara con el ciborg sino con el apocalipsis, la guerra que estaríamos viviendo sería la definitiva y el armagedón se viviría en nuestras conciencias.

https://www.youtube.com/watch?v=htYJH01wNCs

He aquí la revolución dhármica, la revolución donde el reino de Dios es develado pero este reino es imposible develarlo sin develar el infierno que hay en nosotros.

 

¿Entonces es posible superar el trabajo en una revolución dharmica?

 

 

Si a través  del extremos trabajo que se realiza en el arte  done la vibración que logramos pasa de lo solido a lo liquido a lo gaseoso y a lo  plasmático logrando una transferencia como huella de Dios y entonces surge el vagar deleitoso sin finalidad ni trabas.

¿Este estado se puede mantener?

Si con más trabajo, superando cada reto, entrando en la gracia divina, donde la vibración es mínima como en un condensado de bosones donde el condensado de fermiones está  en alta vibración mientras nosotros no hacemos nada.

¿Se puede superar la violencia en una revolución dharmica?  

Si pero con la extrema violencia, hasta alcanzar la paz.

El problema está  en querer destruir este mundo, es este mundo el que nos debe querer destruir a nosotros   y en ese afán se destruirá.

Si luchas contra una capitalista tu serás un hiper capitalista, si luchas contra un fascista tú serás un hiperfascista, si luchas contra el ciborg tu será un hiper ciborg, si luchas contra el anti cristo, tu será el anticristo, deja pues que luchen contra el amor que hay en el Espíritu y la naturaleza y ellos serán tus amantes.   

La cuestión es ¿Hemos logrado un vacío espiritual que cree un nuevo mundo? ¿Hemos recibido de Dios el Espíritu Santo llenándonos de ser? Porque si no hay esto en vano es nuestro esfuerzo revolucionario, sino hemos sido poseídos por la santidad del Espíritu o explotado en la pureza de la naturaleza, no hay revolución, ni evangelio, ni apocalipsis posible, busquemos primero el reino de Dios y su justicia dentro de nosotros.

https://cesarcallejas.files.wordpress.com/2018/09/tolstoi-lev-nikolaievich-el-reino-de-dios-estc3a1-dentro-de-vosotros.pdf  

 

A mi amado hijo kie, al quien odio con todo mi ser en esta guerra en que mi ego debe de perder en tu corazón victorioso guerrero de la reina del Sur.   

Por lo mismo no esperes una revolución pura, todas las revoluciones en el fondo son dharmicas, pero hay de ti si te dejas determinar por ellas, no peleamos por ideas o imágenes, sino que peleamos para acabar con todas ellas, donde Digan que esta Dios ahí habrá que ir a matarlo de nuevo una y otra vez, cuando veas que celebran, recuerda que celebran a este mundo porque la naturaleza pura no puede tener ningún éxito y es que ella no puede ser determinada , celebra más bien tu cada día la vida que ella te da, cuando se levante la reina del sur no la vas a poder reconocer así que vela en cada revolución más no te pierdas en ninguna de ellas y entonces la veras levantarse junto a los ninivitas creyentes en la resurrección.

Sera el día cuando El Espíritu y la Naturaleza se abracen, el evangelio y la revolución hagan el gran big bang  dando inicio al nuevo cielo y a la nueva tierra.

 

 

 

La vida y la doctrina de Jesús

En su niñez, llamaba Jesús su Padre á Dios.

Vivía entonces en Judea el profeta Juan, que anunciaba la venida de Dios á la tierra: decía que si mudasen los hombres de manera de vivir, si se tratasen como iguales, si no se ofendiesen y se ayudasen mutuamente, bajaría Dios á la tierra y establecería en ella su reino.

Después de oír estas predicaciones, retiróse Jesús al desierto para meditar acerca del sentido de la vida y las relaciones entre el hombre y el principio infinito de todas las cosas, llamado Dios. Jesús reconocía como Padre suyo aquel principio infinito, al cual daba Juan el nombre de Dios. Cuando hubo permanecido muchos días en el desierto, pasando hambre y sin alimentarse, pensó Jesús: —Siendo el hijo de un Dios omnipotente, debo de ser tan poderoso como Él; pero tengo hambre, y sin embargo, no puede mi voluntad proporcionarme pan; luego no soy todopoderoso. É inmediatamente añadió para sí: —No puedo transformar en pan las piedras, pero puedo abstenerme de comer pan. Por consiguiente, si no soy poderoso por la carne, lo soy por el espíritu. Puedo vencer la carne: luego soy hijo de Dios, no en el cuerpo, sino en el espíritu. De modo, que si en espíritu soy hijo suyo, puedo despojarme de mi carne y destruirla. Pero, por otra parte, mi espíritu nació con envoltura corporal por voluntad de mi Padre, y no puedo oponerme á su voluntad. Por lo tanto, si no puedo satisfacer los deseos de la carne, ni despojarme de ella, debo servirla y gozar de cuantas satisfacciones me proporciona. A esto hízose la siguiente objeción: —Ni puedo satisfacer los deseos de mi carne, ni puedo reducirla, pero como mi vida es omnipotente por el espíritu de mi Padre, debe mi carne servir á ese espíritu únicamente: á mi Padre. Y entonces Jesús oro al Padre  y se le revelo su nueva carne  en la resurrección,  convencido de que la vida del hombre depende del espíritu del Padre, dejó Jesús el yermo y empezó á predicar su revelación. Decía que el espíritu estaba en él, que quedaba abierto el cielo, que se habían unido á las del hombre las fuerzas celestiales, que empezaba para todos una vida infinita y libre, y que los hombres en su totalidad, por desdichados que fuesen, podían ser bienaventurados.       

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