Lo siento parece que mi espera será activa: primero un glosario para aclarar los términos: https://www.teseopress.com/deseo/back-matter/glosario/ Este breve glosario se ofrece a modo de orientación especialmente para los lectores que no están familiarizados con algunos términos psicoanalíticos lacanianos. Cabe aclarar que los significados que aquí se brindan implican un recorte tanto en extensión de conceptos como de contenidos a los efectos de proveer una mínima guía para este trabajo, por lo cual no debería pensarse que de este modo se agotan los sentidos posibles que los términos fueron adquiriendo a través de los distintos contextos. (con Lacan y aún después de él) .
develándolo, esa no es la creación del sentido, sino el
salto al sinsentido, como fundamento de todo sentido, la omnipotencia divina
que se muestra a Job, no es otra cosa que el gozo pleno de los amantes del
cantar de los cantares.
Goce,
ser y Otro
Observando
el grafo de Lacan a “simple vista” nos dice mucho sobre el goce (por lo
antedicho es conveniente conservar el término jouissance en francés, para no
eliminar las homofonías que desaparecen al traducirlo -lo cual aplica para
todos los neologismos lacanianos-):[1]
Se puede observar el grafo en este link: https://www.redalyc.org/journal/3691/369162253027/html/
Notemos
que el goce ingresa en el grafo en la cadena superior donde se localizan los
homólogos del tesoro del significante y el significado del Otro. Entonces, la
ubicación de la pregunta por el sujeto del inconsciente en la cadena de la
enunciación no puede dejar de estar asociada al sentido, por eso Lacan enfatiza
j’ouïs sens: oigo sentido.
El
punto de ingreso al grafo es S(Ⱥ), vale decir el significante de la falta en el
Otro, que Lacan propone como el matema de su axioma “no hay Otro del Otro”.
Para extraer algunas consecuencias es preciso remontarse al concepto de Otro.
Con
la introducción del Gran Otro[2] en el El Seminario 2 se inicia un recorrido
que lleva a Lacan a formular bajo la forma de un axioma (es decir como una
proposición o enunciado que no requiere demostración) que no hay Otro del Otro.
Dos sentencias tomadas de El Seminario 3 le dan estatuto a su función en el registro
de la palabra y no tendríamos que entenderlo como la simple afirmación de la
existencia de un ser de lo que luego Lacan se retractaría admitiendo que no hay
Otro o que el Otro no existe. Ellas son: “A partir del momento en que el sujeto
habla hay un Otro con mayúscula” (Lacan 1955-56/1995, 63) y “Hay un Otro”
(ibid., 391). En efecto, allí mismo sostiene:
“Entonces,
antes de hablar del otro como algo que se coloca o no a cierta distancia, que
somos o no capaces de abrazar, de estrechar, incluso de consumir en dosis más o
menos rápidas, se trataría de saber si la fenomenología misma de la forma en
que las cosas se presentan en nuestra experiencia no obliga a un abordaje
diferente y, precisamente, el que adopto cuando digo que el Otro debe ser
considerado primero como un lugar, el lugar donde se constituye la palabra”
(ibid.).
En
esos mismos años, en referencia al significante del Nombre-del-Padre, Lacan
afirma “El Otro tiene, él también, más allá de él, a este Otro” (Lacan
1957-58/1999, 159), en lo cual asoma ya su incompletud -aunque no sea aún
explícito-.
En
las primeras clases de El Seminario 5 sostenido en la construcción del grafo
retoma la idea del Otro como lugar y produce una formulación más precisa al
distinguir el concepto de Otro del A mayúscula, dejando el primero para pensar
la función de la palabra, coordenada histórica, y el A como el matema que
escribe el tesoro de los significantes, coordenada estructural.[3] Paso
necesario para postular sin ambages en El Seminario 6 por vez primera la fórmula
“No hay Otro del Otro” bajo el capítulo “el gran secreto del psicoanálisis
es...” (Lacan 1958-59/2014, 331) -que en Lacan hace serie- para ya no
abandonarla nunca más. Ese 8 de abril de 1959 indica que el matema S(Ⱥ) quiere
decir eso, que en el conjunto del sistema de los significantes falta algo, un
significante y eso significa que no hay Otro del Otro. No solo por su
insistencia en las clases que siguen (cf. clases XX y XXI) sino por el tono que
le da a su discurso, nos genera la convicción de la postulación de un axioma
que Lacan no estará dispuesto a refutar. Como lo comprueban las referencias que
le dedica hasta su último suspiro. Por ejemplo en El Seminario 18, con ánimo
“recopilativo” recuerda: “no hay semblante de discurso, no hay metalenguaje
para juzgar al respecto, no hay Otro del Otro, no hay verdadero sobre lo
verdadero” (Lacan 1971/2009, 14).[4] Así como en la consideración del discurso
Lacan insiste en que no hay lengua sin traducción, no hay La lengua sino las
lenguas y su historia: para el sujeto siempre se trata de la Otra lengua.
Pero
nos interesa detenernos un instante en el modo en que lo plantea en Subversión
del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano pues es el
escrito en el que por primera vez presenta un desarrollo importante sobre el
goce. Allí sostiene:
“Lo
que el grafo nos propone ahora se sitúa en el punto en que toda cadena
significante se honra en cerrar el círculo de su significación. Si hay que
esperar semejante efecto de la enunciación inconsciente, aquí será en S(Ⱥ), y
se leerá: significante de una falta en el Otro, inherente a su función misma de
ser el tesoro del significante: Esto en la medida en que al Otro se le pide
(che vuoi) que responda del valor de ese tesoro, es decir que responda sin duda
desde su lugar en la cadena inferior, pero en los significantes constituyentes
de la cadena superior, dicho de otra manera en términos de pulsión” (Lacan
1960/2008, 778).
El
cierre del círculo de significación al que se refiere es el trazado por los
vectores que recorren los matemas A → S(Ⱥ) → s(A). El piso superior del grafo
(de la enunciación) vuelve a plantear un círculo (el del grafo completo). Este
círculo se cierra en una significación que pasando por S(Ⱥ) desemboca en el
s(A) que es el cierre de la significación -en el piso del enunciado-. Entonces
el significante de la falta en el Otro es donde se cierra la significación a
nivel inconsciente, homólogo del significado del Otro en el piso inferior. Es
decir, cumple la función de s(A) pero a nivel inconsciente. El cierre de ese
círculo se produce a partir de la enunciación inconsciente. Al Otro se le pide
que responda por el valor del tesoro que se localiza en A y recibe su respuesta
a nivel de la enunciación inconsciente. Es decir que partiendo de A y llegando
al punto de cierre del círculo S(Ⱥ) es necesariamente pasando por la pulsión: A
→ $◊D → S(Ⱥ).
“La
falta de que se trata es ciertamente lo que hemos formulado ya: que no hay un
Otro del Otro. Pero este rasgo de la No-Fe de la verdad, ¿es en efecto la
última palabra válida para dar a la pregunta: ¿qué me quiere el Otro? ¿Su
respuesta, cuando nosotros, analistas, somos su portavoz? -Seguro que no, y
justamente en la medida en que nuestro oficio no tiene nada de doctrinal. No
tenemos que responder de ninguna verdad última, especialmente ni pro ni contra
ninguna religión” (Ibid.).
Es
decir que no hay en el Otro una función que lo garantice a él mismo, siendo que
de él el sujeto demanda ser garantizado. Si la función de garantía se llama
Otro entonces no hay esa función en el Otro, entonces no hay lenguaje que
otorgue coherencia lógicamente a otro lenguaje. La significación siempre es del
Otro, él lo impone pero a su vez, paradójicamente, carece de garantía: S(Ⱥ). Y
la No-Fe de la verdad es el problema que se deduce de esa carencia de garantía.
Nos falta la garantía de lo verdadero de la verdad tal como enseñó
tempranamente Freud. Él dio cuenta de que se puede mentir diciendo la verdad a
partir de una formación del inconsciente, el chiste:
“«¿Adónde
viajas?», pregunta uno. «A Cracovia», es la respuesta. «¡Pero mira qué
mentiroso eres! -se encoleriza el otro-. Cuando dices que viajas a Cracovia me
quieres hacer creer que viajas a Lemberg. Pero yo sé bien que realmente viajas
a Cracovia. ¿Por qué mientes entonces?»” (Freud 1905).
Palabras
fundantes y palabras mentirosas, engañosas en cuanto tales, que nos indican que
estamos en presencia de un sujeto en la medida en que lo que dice y hace puede
suponerse haber sido dicho y hecho para engañarnos, con toda la dialéctica que
esto entraña, incluyendo en ella el que diga la verdad para que creamos lo
contrario. Lo que el sujeto me dice está siempre en una relación fundamental
con un engaño posible, donde me envía o recibo el mensaje en forma invertida,
debido a esa falta de garantía nombrada “No hay Otro del Otro”.
En
consecuencia, la última palabra válida, la verdadera, no la tenemos. No hay
palabra última que el analista pueda enunciar desde el lugar del Otro, pues no
sostenemos doctrinas religiosas: Dios ha muerto es el nombre de la falta de
garantía del Otro en filosofía, no es ir más allá del padre, que es una
modalidad de la religión. No hay Otro del Otro es la verdad última que el
psicoanálisis puede proponer al analizante.
¿No hay otro del otro? Claro que lo hay siempre lo hay y se
espera ese sentido último del analizante, el noumeno metaestructural nos dio el
absoluto en la religión Cristiana, y el cura hablaba en nombre del gran otro y
su palabra nos llenaba de gozo, en el espíritu revelado cuando se invierte la
religión, es la obra del artista la que nos llenaba de gozo sublimándonos y esa
era nuestra experiencia plena, cuando el filósofo reflexiono hasta llegar con
Hegel al absoluto todos nos llenamos de
gozo y esta es la gran presencia del gran otro , cuando Newton nos dio sus
formulas y Einstein las relativizo nos llenanmos de gozo luego
vino la posmodernidad con la deconstrucción y todo se invirtió, la religión se
hizo profana, el arte abyecto, la filosofía existencial , la ciencia compleja
pero aun en esa torre de bable hubo gozo , hoy con el absoluto algorítmico
creando la gran inteligencia artificial que puede tomar conciencia de sí misma
hay gozo y está presente la palabra del
gran otro, ese otro del otro. Por lo mismo pensar que Dios ha muerto es una
ingenuidad Dios se ha invertido y pronto volverá a convertirse develando que en
toda creación estuvo su noúmeno presente, que toca creación humano era un soplo
de su Espíritu, solo que en lo humano su neuma se extinguía en nuestros
sistemas duales perdiendo su unidad fundamental pero nosotros en su nombre
hemos hablado siempre como el otro del
gran otro, traicionándolo, nuestras palabras no han producido gozo sino dolor,
hoy escapamos de ese dolor diciendo que no hay otro del otro, renunciando a
develar esa verdad, porque estamos viejos y muy cansados, pero algunos como
siempre se atreverán a creer y crear
sabiendo la imposibilidad institucional se vivirá en los campos ontológicos
creando arcas de la libertad.
Pensemos pues en un mundo sin el gran otro que fundamente
todos los sistemas, simplemente no podríamos confiar en nadie, no se podría
presuponer la inocencia, porque no se podría presuponer el ser, pero esta falta
de confianza es post histórica, detiene toda la historia en un lugar muerto en
esa doble articulación del sujeto barrado y del objeto a jamás conseguido, produciendo un juego
negativo fantasioso donde la perversión es lo único posible. Y entonces
¿Nuestros sistemas no son perversos y Lacan se equivoca? Por supuesto que lo
son, pero admitiéndolo solo nos volvemos cínicos cuando lo que toca es la siguiente creación noumenológica que
nos permita salir de la poshistoria pos humana.
Un
argumento muy interesante para atacar la lectura que reduce el “no hay Otro del
Otro” a mera inexistencia, lo hallamos en el trabajo de Sara Vasallo.
Comentando el matema del significante de la falta en el Otro, encuentra
argumentos filosóficos en homología con los de Lacan y afirma:
“Ese
significante faltante es en realidad, históricamente, un significado, y su
función como Causa primera, reservorio del sentido, garantía metafísica y ‘Otro
del Otro’, puede nombrarse Dios, Soberano Bien, región de valores o incluso
verdad revelada. El psicoanálisis desplaza esas instancias mostrando que son
inferidas por el nudo que ata lo simbólico a lo imaginario y no desde lo real
donde el sujeto se sitúa entre significante y significante, lugar desde el cual
esa Causa, Cosa ‘prohibida’, le es inaccesible. Notemos sin embargo que no
porque esa causa sea inaccesible para el sujeto, el Otro deja de existir,
aunque exista de otro modo. Hasta podría decirse que el modo como Sartre se
propone hacer desaparecer a Dios suscita en Lacan el intento de restaurarlo…
como tesoro de significantes (al que ninguna instancia trascendente libera de
su alteridad interna). En una palabra, no porque Dios haya muerto deja de
manifestarse como lugar vacío, así como das Ding, no por contener un vacío
central, deja de existir como significante” (Vasallo 2014, 11) [las itálicas me
pertenecen].
Ahora
bien, desconocer este lugar denominado A marcado por una falta (no hay Otro del
Otro) tiene implicancias sobre el concepto de goce. Creemos que el escollo que
nos trae el término goce proviene de su relación con el gran Otro y el A como
no representable, lugar de la cadena significante. El problema es que como
muchas veces a este lugar se lo toma como una figura real subjetivada, y como a
su vez el deseo se piensa en relación con ese gran Otro, con el goce se hace lo
mismo y se supone un sujeto que es el gran Otro que goza y nos goza o bien del
que alguien goza.
Un
problema crucial del psicoanálisis de hoy es olvidar que Lacan ha pensado que
vía la transferencia el psicoanálisis debe conducir al analizante al punto en
que este Otro sea pensado como lugar y no como sujeto y entonces, si el A es el
lugar de los significantes marcado por una falta estructural, el concepto de
goce no será apresado por un ideal de plenitud absoluto, ni como una
inclinación perversa de intentar capturar el goce imaginado de un Otro
subjetivado, sino según una incompletud ligada al hecho de que el lenguaje no
es un ser. Subversión del sujeto… es el escrito en el que Lacan critica la
perspectiva clásica de las relaciones entre sujeto y objeto y en consecuencia
trastoca la relación tradicional del sujeto con el goce entendido como goce
absoluto, como ideal a alcanzar. La tela de ese trastocamiento es que para
Lacan el sujeto no es una esencia ni una sustancia, es un lugar, como el Otro,
como el goce, introducidos por la incidencia del significante.
Esta
es la muerte del sujeto, que devine de la muerte de Dios y que nos lleva la muerte de toda vida, en un mundo
deconstruido donde no pude haber presencia, esta es la metafísica de la
ausencia en lacan a la cual yo me opongo con mi metafísica de la violencia,
¿Pero se puede violar a los muertos? No al menos que mi violar sea su
resucitar, mi violencia es un soplar del
espíritu y es que pensar al sujeto como un lugar no es posible, detrás
del sistema lo que hay son campos, y los campos no son lugares son relaciones
transferenciales y estas siempre nos llevaran a una primera y a una última
transferencia que aunque se den
simultáneamente, estarán ahí para que las redeconstruyamos como principio y
final, diciéndonos que el mito no se ha concluido hasta integrar el cielo con
la tierra y entonces se crean los egos a este llamado y los sujetos que
realizan este en la tierra en un creación simbólica sistemática, así resucita
Dios, resucita el sujeto, resucita la vida violando la muerte.
Jouissance
y No hay Otro del Otro
En
su escrito Subversión del sujeto… Lacan plantea el goce como una modalidad de
lazo al Otro pero no en el sentido de “llevarse bien o mal con alguien”, tener
una “buena o mala relación” sino una modalidad subjetiva de relación al Otro
que involucra el problema del ser: el lazo al Otro implica pérdida de ser y
recuperación de ser. Parte para ello del problema de la existencia del Otro:
“…
puedo en rigor probar al Otro que existe, no por cierto con las pruebas de la
existencia de Dios cuyos siglos lo matan, sino amándolo, solución aportada por
el kerigma cristiano. Por lo demás, es una solución demasiado precaria para que
pensemos siquiera en fundar sobre ella un camino desviado hacia lo que es
nuestro problema, a saber: ¿Qué soy Yo [Je]?” (Lacan 1960/2008, 780).
El
cristianismo postula la existencia del Otro a partir de la relación de amor a
Dios sin ningún tipo de compensación o intercambio, es decir una entrega
amorosa absoluta incluso en el caso de que Él ordenase la muerte o la condena
eterna por los pecados cometidos. Se trataría de un goce desinteresado, del que
no se espera obtener nada, un goce desprovisto de beatitud. Solución precaria
que por ello Lacan descarta, así como hace con la solución cartesiana, esas
pruebas de la existencia de Dios ya muy antiguas pero que no sirven no por sus
siglos de vida sino porque lo que le interesa como problema al psicoanálisis no
es la existencia del Otro sino la propia: qué soy je. Es decir que si el
problema es el ser que le falta al sujeto, un ser que no puede ser capturado
por el significante, es un ser imposibilitado de agotarse en el cogito y
entonces la solución cartesiana no nos interesa, pues efectivamente la pregunta
no es ¿quién soy yo? -que se inserta en la dialéctica del reconocimiento-. La
pregunta es “¿Qué soy je?” y, por lo dicho, aún permanece sin respuesta. Esta
viene según los siguientes términos:
“Soy
en el lugar desde donde se vocifera que ‘el universo es un defecto en la pureza
del No Ser’” (Ibid.).
Soy
donde se vocifera, o sea donde es la voz como objeto lo que importa para el
ser, ya no el contenido de lo que se dice.[5] Esos dichos vociferados
independientemente de su contenido afirman no que no hay no-ser, que el efecto
de nadificación del significante que vacía el ser se elimina o deshace a partir
de lo cual el ser podría decirse. Esos dichos vociferados afirman que el
universo es un defecto en la pureza del no-ser. Es decir que en el no-ser
producto del significante, hay un defecto, que la pureza del no-ser no es
total, es impura. Ahí es donde soy: donde, respecto del no-ser, efecto del
vaciamiento del ser por parte del significante, hay una impureza, donde en el
no-ser del significante aparece la impureza que introduce el objeto voz.
Si justamente la pregunta es ¿Que soy yo?, la pregunta es
qué es lo me convierte en mí y lo que me
convierte en mi es Dios, y en la respuesta se produce el gran gozo, el absoluto
pero esa conversión deviene del perdón, ellos están en la playa, frustrados se
hieren mutuamente, él no tiene el ego bien formado, su madre enloqueció, ella
se resiste a la formación simbólica del padre ¿Que les queda? Ella ha herido su
ego, el ofende el orden simbólico musical que ha construido para sublimarse
¿Qué les queda? El perdón, pero el perdón en nombre de quien de ese gran otro
de ese Kerigma cristiano, pero ya están en un tiempo poshistórico donde la
última fuerza noumenológica metaestructural la tiene el comunismo, pero esta
fuerza está decayendo porque el comunismo no se renueva en el
perdón, si Marx hubiera entendido la dialéctica de Hegel comprendería el
traspaso, el dejarse traspasar y el traspasar lo cual exige el cese de la
violencia para poder crear nuevas
estructuras permitiendo que el otro nos traspase ,nos penetre y nos convierta a
él, para luego traspasarlo e invertirlo
a nosotros, la dialéctica no es una suma cero es un juego cooperativo donde se
escalan niveles lógicos o se descienden , eso niveles lógicos son niveles meta
estructurales, la lógica no tiene perdón, las cosas son verdadera o falsas, la
dialéctica si lo tiene, pero detenida en el no ser, ¿Que somos? Locos
vociferantes, manchas del no ser, que solo pueden ser redimidas muriendo en
vida.
Estos
argumentos pueden seguirse en el grafo sobre todo si se recorre su trayecto
siguiendo lo que Lacan propone en la primera clase de El Seminario 9 a
propósito de la estructura de ocho interior del grafo. El ocho interior o
invertido es un círculo que se retoma a sí mismo en el interior de sí mismo. De
modo que aplicado al grafo pone en continuidad los dos pisos[6] y articula
conceptos y matemas.[7] En lo que nos interesa, la VOZ -que viene del A y del
SIGNIFICANTE del piso inferior se continúa en el goce (JOUISSANCE) del superior,
que empalma con S(Ⱥ). Lo cual se articula muy bien con la homofonía que traduce
j’ouïs sens: oigo sentido, pues ubica la voz como un objeto de goce y el goce
ligado al sentido cuya sustancia es significante y no corpórea. A su vez,
CASTRACIÓN está en continuidad con SIGNIFICANTE pues en la perspectiva de Lacan
no es ninguna deficiencia o limitación imputable al cuerpo biológico sino
efecto del significante.
La
relación entre la voz como objeto de goce y el significante de la falta del
Otro se sigue del hecho de que el significante produce falta en ser, mortifica
la cosa, nadifica la cosa, introduce falta en el ser de la cosa, pero es la
misma lógica del significante la que introduce la ley del no-todo. Es decir:
hay impureza en el efecto mortificante del significante. En consecuencia si el
efecto de vaciamiento del significante es no-todo, el no ser que él introduce
es no todo, no es todo no ser, no es puro no ser, el significante introduce la
falta en ser pero a la vez introduce una falta en el todo de la falta de ser.
Si hay un defecto en la pureza del no ser es porque el significante no puede
quedar por fuera del no-todo de la nadificación, si el significante nadifica
pero a su vez rige para él el no-todo entonces nadifica no-todo, entonces la falta
en ser que él introduce es no toda, es decir que el no ser no abarca todo el
universo. Hay una impureza en el no ser debido al no-todo del orden
significante. Por eso se relaciona con el S(Ⱥ), porque no hay Otro del Otro,
que es lo mismo que decir que no hay verdad última. Lo que Lacan propone es que
ese lugar es el goce:
“Y
esto no sin razón, pues de conservarse, ese lugar hace languidecer al Ser
mismo. Se- llama el Goce, y es aquello cuya falta haría vano el universo”
(ibid.)
Pero y ¿Como del no ser salió el goce?
Debido a la impureza del significante el cual está impuro debido a que no hay verdad última,
claro está´ que el significante buscara el significado que lo purifique ¿Por
qué? Porque el significante es la expresión de la herida, la herida de la
propia existencia, herida que encuentran uno en el otro cuando intentan tener sexo y la herida clamara ser
curada y al psicoanalista le llegara ese clamor, la transferencia es
transferencia de la herida en el hombre, ¿Que recibirá de respuesta del psicoanalista?
Vocifera , grita , ten tu goce, pero yo iré más allá iré a matar , iré a patear
lo que se me ponga en el camino , incluyendo al psicoanalista, hasta que ella
me perdone por no haberla perdonado, porque el goce no está en la violencia ese es solo su llamado el goce
como gozo eterno está en sus ojos volviendo a mirarme , está en ese violín que suela para mí cuando cumplí
mi promesa y volví a pedir que me
perdone por no haberla la perdonado.
Esto”: que soy en el
lugar donde se vocifera el defecto en la pureza del no ser, no es sin razón.
¿Por qué? Porque si el no ser puro se conservase, pleno no ser, si no operase
el no-todo del significante, eso haría languidecer al ser mismo: sería pura
nada. Ese lugar, el de la impureza del no ser, no se llama goce, se llama infierno, que
según esta definición es, en la estructura, el lugar de localización del sujeto
que como consecuencia de lo antedicho no puede afirmar “Soy” pero tampoco puede
afirmar “No soy nada”. Es decir que la pregunta ¿Qué soy je?, ¿Qué me convierte
en mí? la pregunta por el ser permanece sin respuesta, quemándome haciendo
rechinar todos mis dientes de allí su
relación con el S(Ⱥ). Entonces lo que resta de ser, por la mortificación del no
ser a causa del significante, por la mortificación impura del ser, sólo se
ubica en el lugar donde se vocifera, pero si yo dejara de vociferar, si yo me
acostumbrara al infierno, Lacan me quitaría lo ultimo que me queda como sujeto
mi infierno, porque para su existencia depende de la
manifestación de la voz misma. Es decir que el significante mata la cosa pero
resta la voz presente en toda enunciación, objeto resto de la mortificación
impura. Vociferar en francés tiene la connotación de hablar gritando y con
cólera (en castellano sólo se connota el hablar con un tono de voz más alto de
lo que se considera normal), se vociferan blasfemias, injurias y amenazas.
Entonces el infierno como localización del sujeto se manifiesta en todo lugar o
momento donde se vocifere, que es donde el efecto nadificante del significante
encuentra su límite a consecuencia de su propia ley fundamental. Un ejemplo lo
aporta Lacan en el Seminario 10:
“ya es hora de acordarse de la diferencia que
hay entre el Dios motor universal de Aristóteles, el Dios soberano bien,
concepción delirante de Platón, fundando con ella toda la filosofía y el Dios de los judíos, que es un Dios con el
que se habla, un Dios que te pide algo y que, en el Eclesiastés, te ordena Goza
- esto es verdaderamente el colmo que inicia el infierno . Gozar a la orden es
algo que, si es que la angustia tiene una fuente, un origen, debe de estar de
algún modo ahí - todos podemos sentirlo. A Goza {Jouis!}, sólo le puedo
responder una cosa, Oigo y gozo contigo en Cristo {J’ouïs!}” (Lacan
1962-63/2006, 91).
Es de allí de donde podemos extraer una
teoría que supera toda teoría del superyó y nos lleva a la meta estructura. Si
se ordena gozar, se responde con la dimensión resignificante de lo numinoso noumenologico : el Jouis! se
vocifera (voz) y se oye: J’ouïs!, más allá de la materialidad significante y
como superación inevitable de la
nadificación efecto de la articulación significante. Si se prohibiese una
satisfacción, se podría gozar de la orden dice Lacan, porque en la misma
vociferación de la prohibición se localiza el sujeto como infierno. Pero
entonces el gozo es una energía ligada a
la sustancia viva o vivificante, no es un defecto en la pureza muda del no-ser
que permite una localización del sujeto pues ante la vociferación responde:
oigo-gozo. Esa falta no es insatisfacción -esa podría ser la reivindicación
histérica: “no gozo”-, esa falta indica que la materia del gozo no esta en el lenguaje, esa es su textura. Lo cual
implica que el infierno intrincado en el lenguaje está marcado por la impureza
de la falta en ser y, a la vez, por la falta de plenitud del ser. Pero hay ser
y hay no ser integrados en el gozo que traspasa todo infierno. Dicho de otro
modo, si el infierno es el lugar de la imposibilidad del ser del sujeto, cuando se vocifera en tanto
que significante, se produce vaciamiento de infierno su transferencia pero
no-todo por la misma ley del significante que nadifica el mismo no-todo,
entonces algo resta quemado nuestros huesos hasta que el gozo nos redima integrándonos
al ser.
Lo que hace que el ser se transfiera a nosotros, es el infierno
que nos quema entendido como una
primicia inalcanzable hasta que no se produzca el perdón de la satisfacción vivificante, ligada a la
sustancia vital. Viene a nosotros el ser porque nos da la sustancia esperada, llamado a
partir de que se vocifera. Entonces el ser convierte el, fuego del dolor en
fuego de gozo. El infierno es el campo
que demanda la estructura donde se manifiesta el llenado
del ser operado por la vociferación
invocante. Por esa razón Lacan dice luego:
“A lo que hay que atenerse
es a que el infierno está interdicto para quien habla como tal, o también que
no puede decirse sino entre líneas para quienquiera que sea sujeto de la Ley,
puesto que la Ley se funda en esa interdicción misma” (Lacan 1960/2008, 781).
Para el sujeto de la ley,
es decir para el sujeto cuyo ser ha sido nadificado por efecto del
significante, el infierno es donde se vocifera, o sea donde la voz manifiesta
que el ser natural -que es aquello que el significante nadifica- no está
vaciado del todo por el significante, sino que algo resta del ser natural. Por
eso hay voz en el acto de la palabra, por eso el infierno se escribe en el
grafo del lado del significante de la falta (y no se escribe del lado de la
pulsión donde Lacan inscribe la castración). Si hay incompletud en la
estructura significante y por ello hay ley, para el sujeto de la ley el
inifierno está interdicto, entredicho pues es indecible y solo puede decirse
entre líneas. El infierno lleva la marca de la ley al estar interdicto, por lo
cual es indecible y está más allá de todo lo que se diga: entredicho. El
infierno se vocifera: voz que se oye ya la que se le transfiere el gozo, que
siempre será la vivencia espiritual j’ouïs-jouis (oigo-gozo). Se oye: j’ouïs sens:
oigo sentido.
Si la articulación
significante introduce la falta-en-ser, lo que de esta maniobra resta del ser
es el infierno. Él porta entonces la marca de la falta, destierra toda ilusión
de ser pleno, pero no le da sustancia
del ser sino que lo invoca en su dolor. ¿Y ello cómo se manifiesta al sujeto y
cómo se enlaza al Otro? Al sujeto se le presenta como un continuo de
satisfacción e insatisfacción, de placer y displacer en relación moebiana.
Respecto del Otro Lacan dice a continuación:
“¿Está pues a mi cargo?
-Sin duda que sí. Ese infierno cuya falta hace inconsistente al Otro, ¿es pues
el mío? la experiencia prueba que ordinariamente me está prohibido, y esto no
únicamente, como lo creerían los imbéciles, por un mal arreglo de la sociedad,
sino, diría yo, por la culpa del Otro : más como el Otro del otro es como creación noumenologica [8], tengo el
remedio de poner mi culpa la del otro sobre el así yo quedo convertido en mi [Je], es decir
creer en aquello a lo que la experiencia espiritual nos arrastra a todos, y a Freud el primero: al
perdón del pecado original” (Ibid., 780).
Es decir que el gozo como transferencia del ser, hace
al Otro y al gran otro consistente.
Como no le da sustancia noumenologica al ser, hace consistente al Otro: de allí que
el gozo sólo pueda pensarse de este modo a partir del axioma hay Otro del Otro es decir un gran otro que
supera toda contradicción. De lo contrario, el infierno se positiviza, dando inversión al ser,
ser de infierno que no es otra cosa que la transferencia de nuestro no ser que
se representa de diversos modos que configurarían la presunta subjetividad y
sintomatología actual. Pero para Lacan alterado, en este escrito al menos, el
gozo no es solo una actividad placentera o gozosa, ni siquiera es exceso de
sufrimiento convertido, sino el capo ontológico develado que si faltase haría vano el universo. La
falta de este campo, y no del infierno, es lo que haría vano el universo. El
término francés que emplea Lacan es vain que significa “sin consistencia” y
entonces se emplea para ubicar el efecto de encontrarse con una sepultura
vacía: lo vano de una sepultura sin cadáver sepultado, por lo cual connota lo
vano como vacío. Por eso en el grafo se vincula el infierno con el significante
de la falta del Otro, con su inconsistencia. Como para el hablante todo enunciado
encuentra su garantía no en la
enunciación sino en el Otro, que esta fundado en el gran otro porque el gran Otro es campo ontológico de amor,
en el sentido estricto de: Hay Otro del Otro, el gozo se localiza en la
manifestación consciente del inconsciente.
Eso explica que del
infierno provenga la voz y el
significante, con su efecto de mortificación, que nadifica el ser. El grafo nos
presenta sincrónicamente un conjunto de conceptos y sus relaciones. Esa es una
gran desventaja: es una red conceptual que nos atrapa en el infierno lacaniano.
Y consideramos que es preciso redeconstruir con cuidado esas
articulaciones comentandolas oralmente
porque es cuando la articulación sincrónica deja lugar a la presentación
diacrónica de los conceptos con
desarticulandolos, cuando se hace esto último cambia la relación lógica
de los conceptos, que por ende cambian su sentido produciéndonos una gran alegría
y entonces podemos decir lo que no nos atrevimos
en la playa te perdono y recibo tu perdón sin merecerlo en la gracia infinita
de Dios abriendo la puerta al eterno gozo y por fin disfrutando del sexo en un
gran coito.
Comentarios
Cristiano,
hermano... entiendo la mención de tu abrigo en la risa de tu mujer... y esa
unidad pre-evica, tuya porque fue hecha de tu costilla, como discurso
defensivo... Pero mi diagnóstico no iba por allí.., al contrario, como
deconstructor, navego en significantes marginales de estructuras mentales, como
las tuyas... encubiertas dentro de un discurso binario y autoritario...
hombre-mujer, falo-vagina... malo-bueno... facho-caviar... y por eso te enfadas
e insultas... y te revelas como un niño. Y dices: “eres hombre malo, un
perverso, un monstruo... un psicópata destructivo, un hombre malo, malo, muy
malo”. Y yo te observo desde mi diván y te digo: “calma, calma Niño, ya pasó...
no importa, te daré un caramelo como pista... está bien... será gratis”... y te
dejo insultarme más, para que votes todos tus demonios... “eres un psicópata”,
dices, y me conviertes en tu padre... al que quisieras destruir por ser de
izquierda y castrado o por estar al lado de una madre caviar que envidia el
pene.... y te sientes castrado otra vez.... e idealizas al facho... el que
posee el pene que anhelas, porque las casi ochenta muertes que ha ocasionado
son pura voluntad de poder... la inhumanidad del carnicero... que se caga en el
sur... mientras tú feminizas y niegas la voluntad del ser del no facho... esa
posibilidad de agencia que la fachería reprime gaseando, golpeando y matando a
la población que se rearma como subjetividad política, en la conspiración, como
ontología social e histórica, es decir, la del serrano, la del indígena, la del
apestado, la de la mujer, y envidias el falo, del facho, porque no eres facho,
y lo idolatras... mientras desprecias la vagina de la izquierda caviar... que
te parece chancrosa, sidosa, sifilítica... e imagino que como el inca Garcilaso
eliges al padre estuprador y desprecias a la madre ultrajada...¿Hay posibilidad
de amor cuando hay tanta violencia? No la hay... solo que el cariño se
convierte en economía libidinal, cuando el que oprime es el sistema y en
síndrome de Estocolmo... cuando son las personas las que torturan.. Ahora el
pueblo que amaba a su torturador, a su violador ha despertado... y ha empezado
a odiarlo..., y por eso los matan... Yo, que podría ser Moi o podría ser Je...
no veo lo que tú ves... Yo veo que la fachería es un gay envalentonado que no
quiere salir del closet, como Petunia Aliaga, que se flagela porque siente
culpa... como los sodalicios violaniños, que siguen repitiendo el nombre del
padre... para purificarse... cuando habitan su sodoma existenciario... como la
fachería del foro de Madrid, que envidia la eticidad asexuada del indignado, y,
desde su cerebro retorcido, lo llaman castrochavismo, y como los
narcocapitalistas construyen su imagen repulsiva proyectándola en el otro...
izquierdista... y lo llaman narcocomunista.
Mi
perversión está en haber descubierto tu fascismo libidinal, y tu simultáneo
comunismo culposo... en tu necesidad de totalidad ante el vacío, de la
figuración... que es la ausencia de Dios en ti... pero tranqui... sí soy un
monstruo... pero uno de izquierda... y tengo la reverenda gana de ver a la
fachería como la peor basura... y verme a mí mismo como un ángel... así sea uno
caído...
abrazo
hermano...
Fer-Antifascista
El absoluto algoritmico es el gran otro, el peligro de todo
esto es la ampliflicación de la realidad, provocando una hiperrealidad, en un
registro irreal como si estuviéramos jugando en un videojuego, y entonces el goce
que no es otro cosa que el disfrute en el dañar al otro, se hace acto en todas
sus posibilidades. Si comprendemos que el registro de lo real se fundamenta en
el gozo que es el disfrute máximo del amor a todo y a todos y que su inversión de la realidad se
fundamenta en el goce, la hiperrealidad es la amplificación de este goce dado
en el registro de lo irreal pareciendo no tener consecuencias, están son las
sociedades simuladas, donde la conversión al gozo a la alegría compartida se
hace casi imposible, por más corazoncitos que les pongan a los comentarios, el gozo
compartido necesita de la convivencia, de la mirada , del aliento , del calor
del cuerpo , de la musicalidad de la voz. Las IA simularan esta alegría llegaran
a hacerlo, pero siempre será una simulación en cambio serán entrenadas en el
goce: Reproducirán
racismos tanto invertidos de todas las otras culturas hacia
los blancos como lo tradicional de los blancos a las otras culturas,
xenofobias, clasismos, sexismos y todas las diversas maneras de nuestros goces amplificándolos
a un nivel como antes el mundo no lo ha visto, desayunaremos maldad,
almorzaremos maldad, cenaremos maldad y aun querremos más, ¿Quién podrá frenar
su lengua? Nadie ¿Quién podrá controlar su inconsciente? Nadie, ¿Quién abandonara
las redes? Nadie ¿Quién será responsable de todo esto en el algoritmo? Nadie.
Así yo me encuentro ante este video promocional de mi amigo
Robert y me despierta una rabia, llenándome de unas ganas de destruirlo, ¿Para
eso todo el proceso de teatro loco? Para que sea un hombre de “éxito”
reproduciendo todo el sistema, no está
enseñando cine, está satisfaciendo
su ego:
https://www.facebook.com/robert.julcamotta/videos/134769759548416
Pero luego recuerdo a Robert el gran maestro que es, la
humildad que tiene para escuchar y enseñar, lo mucho que trabajo como un
artesano sus técnicas de montaje y lo inspirado que logra estar al escuchar con
el corazón y me arrepiento de todo este goce, y me proyecto en esta película
que me hacer recordar el Robert que yo no conozco https://www.youtube.com/watch?v=sS37O3xgwGA&t=3s Ese momento de reflexión jamás me lo dará una IA yo lo obtengo de mi conciencia pero ya
los hombres no escucharan a su conciencia porque todos sus registros los llevara el gran
otro su Gpt versión siempre renovada, he ahí su inconsciente. Queda claro es hora de desconectarnos e ir por
el amigo a darle un abrazo.
https://www.facebook.com/jojo.kim.96558/videos/764199995084688
Javier Arévalo quiero golpearte y sobre todo a tus acólitos como
en esta película https://www.youtube.com/watch?v=CMRM_bfCBig&t=2s
me han llegado a Herir sus risas, aunque
fueron dadas virtualmente me hirieron así que quiero devolver el golpe, lo de
los lentes para que vean el mundo construido objetivamente como ideología es una excusa, lo que yo quiero
es golpearlos hasta dejarlo ciegos y
puedan ver lo real ,mi goce terrible al hacerles daño, se lo que harán después,
me crucificaran y darán rienda suelta al suyo, pero en ese momento recitare tus
palabras: “Cuando además de maestro tu amigo tiene la
mente y el corazón bibe puesto”. Y algo
recordaras del gozo y de Dios, Me gustaría saber ¿Qué harás? ¿Media vuelta y no
pasó nada? Nadie puede huir de lo real,
eso no está en los sistemas, está en tu corazón. https://www.facebook.com/jojo.kim.96558/videos/205198582155727
En un momento dado faltó vino, por lo que María dijo a los sirvientes que hicieran lo que
Jesús dijera. Este dispuso que se llenaran de agua seis tinajas de piedra destinadas a purificaciones,
pero al revisar el contenido, el agua se había transformado en un vino de gran calidad.
Pero lo que nadie sabe es
que tú Fernando Rafael estabas ahí, que Cristo dijo tu nombre El Wiracocha y tú
lloraste por todos los asesinados, heridos, ultrajados en las protestas,
lloraste por todo tu pueblo hermano y luego tus lagrimas removieron el agua con
el aliento divino y quedo convertida en vino, en gozo, tu gran sacerdote de la
Matria portador de la alegría, hermano del Arcangel Miguel con el que puedes reír dándome siempre la
esperanza de que podrán hacer reír a Gabriel mi hija con el humor subversivo de
la vida borracha de vida.